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El saludo entre perros

El saludo entre perros
Estoy segura de que muchos lectores habrán visto cómo dos perros que no consiguen acercarse, porque van por distintas aceras, se miran, parece que con lástima, mientras se van alejando el uno del otro, casi como diciendo: “¡cómo me hubiera gustado saludarte!”. La actitud de un perro cambia cuando ve a otro perro, todo su interés se dirige hacia él y, por lo general, ambos parecen deseosos de acercarse. No sabemos exactamente qué hacen, qué huelen, qué información necesitan, ofrecen o recogen del otro perro ni en qué momento se sienten satisfechos, pero sí sabemos que se saludan con mucho entusiasmo y con una gran concentración e interés por lo que deberíamos facilitarles la posibilidad de hacer algo que para ellos resulta tan importante.

Cristina Muro – AEPA Euskadi (www.aepa-euskadi.org)
El saludo incluye desde el avistamiento hasta la separación, pasando por el acercamiento y la inspección del otro. El proceso completo puede durar desde tan sólo unos instantes a varios minutos. La duración y las fases son variables, no siempre ocurren todas las secuencias y no todos los perros hacen lo mismo. Dependiendo de sus motivaciones y sus experiencias, habrá perros que se conformarán con verse y pasarán de largo, unos establecerán contacto físico y otros no, habrá perros que se acercarán despacio, otros que esperarán quietos a que el otro se aproxime y otros que se entusiasmarán, avanzarán directamente o ladrarán. La exploración puede ser breve y desinhibida o larga y cautelosa. O también puede suceder que los perros no parezcan dispuestos a acercarse a algunos perros en concreto y lo expresen de forma clara rechazando el encuentro.

LAS SEÑALES DEL SALUDO
Muchos perros hacen señales de calma en cuanto se ven, realizando una o más de estas acciones: mantienen una distancia con el otro perro, caminan más despacio, giran la cabeza, se agachan, giran el cuerpo, avanzan realizando una curva, mantienen una pata en el aire, se tumban, se sientan, huelen el suelo, etcétera. Otros, sobre todo los cachorros y los jóvenes, no tienen mucha práctica y son más directos e impulsivos. Los perros mayores suelen ser más serenos.

Algunos se huelen primero las caras y luego los traseros, otros al revés, otros solamente una de las dos zonas, otros se ponen a saltar, otros a corretear…

PREVENIR POSIBLES PROBLEMAS
Cuando los perros van sueltos y nosotros no intervenimos, sus saludos se suelen desarrollar de forma natural y sin problemas, pero cuando los perros van atados y, sobre todo, cuando los dueños se ponen nerviosos e intervienen, entonces se crean tensiones desagradables para ambos que pueden generar problemas.

En estas ocasiones, muchos dueños viven el momento del encuentro con otro perro con gran inquietud e incluso, en algunos casos, intentan evitarlo haciendo algunas de estas cosas, que, como veremos, conllevan consecuencias desastrosas:
• Levantando al perro en brazos (si se trata de uno pequeño). Cuando esto sucede, el perro se siente más vulnerable, no tiene posibilidad de realizar sus rituales de saludo ni de huir y es muy probable que ladre o gruña cuando el otro perro se acerque.
• Tirando del perro hacia otro lado. En este caso, el perro sufrirá dolor en el cuello y podrá asociarlo a la presencia del otro perro.
• Reclamando su atención. Cuando el perro está obligado a mirar a su dueño, deja de estar atento a lo que tiene que estar: el otro perro.
• Ordenándole que se siente o se tumbe para que no se acerque al otro perro. Algunos dueños piensan que su perro es algo brusco en los saludos y, ante el temor de que pudiera haber algún problema, prefieren que el perro espere sentado.

Lo que a veces se piensa que es la solución a los saludos que pueden parecer bruscos o derivar en algún problema, en realidad puede ser el detonante para que el perro aborrezca los encuentros con otros miembros de su especie y que incluso empiece a temerlos. Es así como realmente aparecerán los temidos problemas.

LA FORMA CORRECTA DE PROCEDER
En vez de intentar controlar sus encuentros y dirigirlos de la forma que a nosotros nos parezca correcta, procuremos ayudarle para que pueda saludar a su manera, que pueda expresarse de la forma que a él le resulte más necesaria y agradable. ¿Cómo lo podemos conseguir?
  • Tanto si van sueltos como si van atados:

• Observándoles y aprendiendo de ellos: observemos qué señales de calma hacen, qué rituales realizan. Aprendamos a distinguir sus movimientos de acercamiento al otro perro, en qué situaciones hacen unas cosas u otras. Este aprendizaje nos ayudará a entenderles, a ayudarles mejor y, además, nos proporcionará más tranquilidad y confianza.
• No llamándoles ni distrayéndoles constantemente en los encuentros: respetemos esos momentos, dejemos que se concentren en lo que en ese momento es más importante para ellos: saludar.
• Siendo especialmente cuidadosos con los cachorros y los perros mayores. Los cachorros son muy confiados, pero también pueden resultar algo “pesados” para los demás perros. Dejemos que los cachorros saluden, pero procuremos que los encuentros no se alarguen demasiado.
• Ofreciéndoles posibilidades para que estén con otros perros, sobre todo para que puedan saludarse correctamente. Esto es especialmente importante para los perros jóvenes que saludan de forma impulsiva.
  • Si van atados:

• Proporcionaremos equipamientos agradables que no les provoquen ningún dolor en el momento del saludo ni les reduzca la capacidad de movimiento. Me refiero a arneses confortables y correas largas.
• No pegaremos nunca tirones de la correa ni tensándola en los encuentros. Así evitaremos crear asociaciones desagradables relacionadas con la proximidad de otro perro y el dolor que le causa el tirón.
• No forzaremos los encuentros: si los perros rehúyen el saludo, respetémoslo sin obligarles a que se acerquen. Los perros, al igual que nosotros, tienen sus preferencias.
• Confiaremos en ellos, no intentando controlar siempre todas las situaciones. Si mantenemos la correa floja, lo más probable es que todo se desarrolle de forma tranquila y normal.

Ellos no necesitan que les enseñemos cómo se debe saludar a otro perro, lo saben hacer y lo perfeccionan con cada nuevo encuentro. Lo que necesitan es que nosotros les permitamos hacerlo, y para ello tendremos que aprender a comportarnos de forma adecuada cuando quieren saludarse. Seamos tolerantes y respetuosos con sus rituales de saludo.
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