Nuestro perro dentro de un vehículo
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:19h
Texto: Susana Alfageme y Elena Cuervo (
www.cuervoalfageme.com)
El pasado mes de febrero fue noticia en todos los medios de comunicación la muerte de un perro de raza Boxer dentro de un automóvil. Sus dueños estacionaron el vehículo en el aparcamiento de un centro comercial y dejaron al animal dentro del maletero mientras efectuaban sus compras. A pesar de que estos hechos sucedieron en el País Vasco en pleno invierno, el perro murió como consecuencia de un golpe de calor.
Todos pudimos ver, gracias a las imágenes que salieron en los informativos, el estado del animal, que fue descubierto, ya en situación agónica, por otras personas que avisaron a la policía. A pesar de romper varios cristales del coche, de asistir al animal con agua y de conducirlo finalmente a una clínica veterinaria, fue demasiado tarde para Fiji, de catorce meses.
Si juntamos todos los datos la noticia es esclarecedora. Estamos hablando de un perro fuerte, joven, de una estación y un lugar en el que las temperaturas no son muy altas y, sin embargo, el resultado ha sido el peor posible. No es el único caso. Continuamente, sobre todo durante el verano, conocemos noticias de este tipo. La conclusión es clara: dejar a un animal dentro de un automóvil sin tomar una serie de medidas mínimas es un grave riesgo para su vida. A ello se suma que, como propietarios, nos arriesgamos a sanciones, que pueden ser incluso de carácter penal, si se ocasionan daños o, en el peor de los casos, la muerte del animal.
Pero no es esta la única situación en la que un animal puede tener riesgo o puede generarlo dentro de un vehículo porque también mientras conducimos es preciso tomar precauciones.
EL ANIMAL DENTRO DEL VEHÍCULO MIENTRAS CONDUCIMOS
La distracción del conductor en el vehículo es uno de los puntos que más se trata de evitar. Por este motivo, llevar un animal dentro del automóvil implica cumplir con diversas obligaciones de las que dependen tanto la seguridad en el manejo del coche como la propia confortabilidad del animal en el transporte.
Tanto la normativa de tráfico como la contemplada en las leyes autonómicas recogen obligaciones en relación a todos estos extremos de gran importancia tanto en relación con nuestra propia seguridad como en relación con el mantenimiento de un trato digno a los animales también durante un viaje por carretera.
El Reglamento General de Circulación establece que los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos o animales. Además, el conductor está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, de tal forma que se garanticen su propia seguridad, la del resto de ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. Al objeto de conseguir estos extremos, debe cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de pasajeros y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos. Por último, es preciso recordar que la superficie acristalada del vehículo debe permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule.
Estas normas obligan principalmente a que el transporte de animales dentro de un vehículo se efectúe con unas determinadas condiciones que garanticen la seguridad y no interfieran en modo alguno en la labor de conducción, lo cual implica transportar a los animales de forma que se puedan controlar fácilmente y en un lugar en el que no puedan en modo alguno molestar al conductor, no debiendo perder de vista que los animales pueden actuar en un determinado momento de forma incontrolada, asustarse ante determinados movimientos o situaciones de la vía o de otros usuarios.
EL ANIMAL DENTRO DEL VEHÍCULO CUANDO PARAMOS
Son varias las normas autonómicas que recogen de manera específica este extremo, normas que, como hemos visto, son especialmente importantes para evitar problemas como los de la noticia con la que partíamos.
Resulta habitual que no se permita la entrada a determinados lugares con un perro o con cualquier otra mascota, sobre todo, en los centros comerciales, con lo que, si la visita es puntual, muchas personas optan por dejar el animal dentro del vehículo estacionado en el aparcamiento del centro. En estos casos, tal y como prevé la regulación de Canarias o Baleares, es fundamental adoptar las medidas necesarias para que la aireación y temperatura dentro del automóvil sean las adecuadas.
Los consejos más básicos en relación a este punto son los siguientes:
• Dejar aparcado el vehículo a la sombra, sobre todo en verano y en días soleados pero, como hemos comprobado con estos últimos casos, este es un consejo a mantener en cualquier momento del año y cualquiera que sean las circunstancias meteorológicas.
• Mantener abierta una rendija en alguna de las ventanillas que permita la entrada de aire fresco de forma continua.
• Dejar al animal en un lugar del coche en el que pueda moverse con cierta libertad y no se encuentre aprisionado.
• Y, sobre todo, evitar que la situación se prolongue durante un largo período de tiempo porque la temperatura dentro del automóvil, aun cuando fuera sean bajas, tienden a multiplicarse con mucha rapidez.
En definitiva, el mejor consejo es que no debe dejarse al animal dentro de un vehículo estacionado salvo que sea para un breve período de tiempo y con todas esas precauciones que comentamos.
No debemos olvidar que si se le provoca un daño o incluso su muerte, estas actuaciones pueden ser calificadas como maltrato al animal y las consecuencias pueden ser graves para los propietarios, además, obviamente, de la propia pérdida del mismo.