No debe sorprendernos que un perro de una apariencia tan dulce, con una expresión tan inteligente y despierta, sea capaz de enfrentarse a los depredadores más peligrosos que amenazan a los rebaños de ganado franceses. Su robustez, agilidad y su valor lo han convertido en un intrépido perro pastor que es capaz de conducir cientos de ovejas durante decenas de kilómetros al día sin perder una sola, a la vez que las mantiene a salvo de los peligros que las acechan en ese peliagudo camino hacia los verdes pastos o los mercados de ganado. Además, la vida moderna los ha llevado a trabajar como perros de búsqueda y rescate, perros guía de invidentes, perros policía, de asistencia y un largo etcétera.
En sus orígenes, la raza fue conocida como Chien de Berger français de Plaine (perro de pastor francés de tierras bajas), pero en el año 1809 se acuña el nombre de Pastor de Brie por primera vez. También conocido como Briard o Berger de Brie, cualquiera que sea la denominación que elijamos para referirnos a este polifacético can, siempre aludiremos a la comarca de Brie, que localizamos si ojeamos el mapa del territorio francés hacia el suroeste de la antigua provincia de Champaña.
ORIGEN Y DESARROLLO
Se ha mantenido que llegó a esta región acompañando a los invasores que llegaron desde el este durante la Edad Media, aunque también se ha transmitido una antigua leyenda que habla del que podría haber sido el primer Pastor de Brie. En el siglo XIV, el noble francés Aubry Mondidier fue asesinado, y su perro lo presenció todo, aunque no pudo evitarlo. Este perro persiguió al asesino de su dueño hasta que los hechos llegaron a oídos del rey de Francia, quien ordenó que el presunto asesino y el perro del asesinado lucharan a muerte. El perro logró imponerse al humano, vengando así la muerte de su dueño. Desde entonces, aquel perro fue conocido como “perro d’Aubry”, de donde podría haber derivado “de Brie”.
El famoso y delicioso queso que toma el nombre de esta región no es lo más relevante que estas tierras han exportado al resto del mundo. Sus cualidades como perro conductor y protector del ganado se suman a las de perro de guarda de propiedades. El Briard ha demostrado desde los primeros momentos en los que ha acompañado al ser humano una polivalencia tremenda, destacando en la conducción del ganado, pero también en la defensa del mismo ante depredadores como el lobo. Más recientemente, ya en el siglo XX, fue utilizado como eficiente centinela de las tropas francesas, como mensajero y guardián de los campamentos de infantería, así como perro de rescate y búsqueda de heridos tras la batalla.
Después de la contienda, la vida en sociedad ha sabido atribuirle funciones en las que ha vuelto a destacar, como son la de perro lazarillo o perro policía. Esto es debido a la gran capacidad de este perro para aprender, la enorme inteligencia que demuestra en cada situación nueva a la que se enfrenta y su disposición a obedecer a su dueño. Todo esto le ha llevado a convertirse en uno de los perros de compañía más demandados de esta zona francesa y, poco a poco, a ir ocupando más hogares en otros países del mundo.
El Berger de Brie es un perro de un tamaño considerable, debido a que, llegado el caso, tenía que hacer frente a peligrosos predadores. Alcanza los 68 centímetros a la cruz, 64 en el caso de las hembras. Sus miembros son fuertes, potentes y resistentes. De hecho, los apasionados de la raza sostienen que un par de ejemplares era capaz de mantener unido y conducir a un rebaño de cientos de ovejas, y que además podían hacerlo durante 80 kilómetros cada día.
UN MANTO PECULIAR
El estándar del Pastor de Brie, redactado y publicado en 1897 con el número 113 de la FCI, lo describe como “rústico, flexible, musculado y bien proporcionado, alegre y alerta”. Se encuadra dentro del grupo 1, de perros de pastor y perros boyeros, sección 1, de los perros de pastor. La estructura corporal es mediana, pero el largo del cuerpo, medido desde la punta del isquion hasta la punta de los hombros debe ser algo mayor a la altura a la cruz.
Una de las características más distintivas de la raza es su manto, compuesto por un pelo denominado “de cabra”, largo, seco, suave, con una capa de subpelo que le protege del fío y aporta volumen al conjunto. Los colores aceptados son negro, leonado con una capa de color negro, muchas veces con máscara gris o azul. En el caso de un manto leonado cálido puede mostrar un color más claro en las puntas y en las zonas inclinadas del cuerpo (leonado marcado con color arena). Los mantos negros, grises y azules también pueden mostrar zonas más claras. A su vez, es común que encontremos diferentes grados de tonos grises en cualquier color.
El manto es uno de los aspectos más cuidados por los criadores que se dedican a intentar mejorar la raza, ya que no se permiten perros con un largo insuficiente de este pelo, es decir, por debajo de los siete centímetros de longitud, y también se desechan para la cría perros con el pelo suave o lanoso.
CARÁCTER
Su temperamento es uno de los tesoros mejor guardados y potenciados por los criadores de la raza. Demuestra un gran equilibrio mental, lejos de cualquier comportamiento agresivo, aunque es un estupendo perro guardián de fincas o de propiedades. Tampoco es un perro tímido, relacionándose abiertamente con el núcleo familiar y las personas próximas a éste. Es un perro seguro de sí mismo, fuerte e intrépido, fiel a los suyos y que aprende de manera rápida y sencilla, lo que le lleva a demostrar sus impresionantes cualidades como perro guía, de terapia, de búsqueda y rescate, detector de sustancias ilegales o como eficaz perro policía.