Uno de los criadores de perros de caza, estudioso de los mismos y juez de certámenes de trabajo más respetados y de mayor relevancia en la raza, John Hutchinson Cook, defiende que la raza no se originó en Alemania, sino en el país vecino, Austria. No sería hasta el siglo XV cuando se importaron los primeros ejemplares a través del emperador Maximiliano I de Austria, que ha sido uno de los principales señalados cuando se habla sobre la creación de la raza.
Pero se ha aventurado a dibujar las líneas de una historia antigua, llegando a encauzarla desde perros del antiguo Egipto, hace ya treinta y cinco siglos. A partir de ahí, se hallan perros de talla baja y exageradamente longilíneos en representaciones de culturas antiguas como la azteca, la maya, la asiria, la griega o la china.
Otro reconocido criador, W. Tschudy acota el origen del Teckel a territorio alemán, concretamente sostiene que esta raza procede del Dachsbracke alemán. Esta raza, también conocida como Montañero de los Alpes o Basset Alpino es originaria de Alemania y cuenta con dos variedades: el Basset de Westfalia (Perro Tejonero de Westafalia) y el Montañero de los Alpes, ambos utilizados para la caza en montaña de la liebre y del zorro. Ambas variedades son conocidas ya en el siglo XVIII y provienen del cruce de varias razas de canes rastreadores con el fin de obtener un perro de rastro que se adaptase a los terrenos más difíciles y accidentados, capaz de seguir las huellas o los rastros de sangre de los animales heridos.
Su tronco es largo, con un tórax bien redondeado, y las patas son cortas pero robustas y rectas. Si alguien nos describiera a un perro con estas palabras, seguramente pensaríamos en el Teckel. De ahí que se piense que el Dachsbracke pueda ser una de las razas que le dio origen.
Otras razas alemanas a las que se alude para intentar explicar el origen del Teckel son las ya desaparecidas Dachskriegen, Huhnerhund y Wachtelhund.