La primera vez que se deja referencia escrita de un perro similar, con cuerpo largo y delgado, con todo tipo de colores para su manto, data de principios del siglo XVIII. En 1719 se publican unas ilustraciones en «El cazador completo alemán», firmado por Flemming, cuyas similitudes con el Teckel actual resultan más que evidentes. En cambio, no podemos asegurar que se trate de un «Teckel» de entonces, ya que bien podría ser un Basset de Gascogne, distinguido por la misma conformación física y ese característico hocico afilado.