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Staffordshire Bull Terrier

Ejemplares del Afijo Diamonds of Blanch.Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro.
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Ejemplares del Afijo Diamonds of Blanch.Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro.
CH. Piruétanos el Muñeco Gallardo (Calixto) Criador Piruétanos. Prop.: Cradleysoot.
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CH. Piruétanos el Muñeco Gallardo (Calixto) Criador Piruétanos. Prop.: Cradleysoot.
Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro.
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Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro.
Historia y origen
Antiguo gladiador, desarrollado para imponerse en las exposiciones de belleza y adaptado a la vida familiar hasta convertirse en un gran y fiel compañero, el Staffordshire Bull Terrier ha superado todas las expectativas que los criadores que redactaron el primer estándar racial pusieron en él.
El empeño de nuestros antepasados porque el Staffordshire Bull Terrier fuese un perro agresivo hacia sus congéneres no consiguió, sin embargo, que desarrollase ese mismo instinto hacia los humanos. De hecho, el estándar de la raza dice de él que es «muy inteligente y cariñoso, especialmente con los niños». Injusta, pues su catalogación como raza peligrosa.

Tras la prohibición en 1835 de las peleas contra toros, los enfrentamientos entre Bulldogs resultaban demasiado monótonos para los entusiastas de esta afición sangrienta. Así que, los criadores pensaron que nada mejor que cruzar a sus ejemplares con un tipo de perro más pequeño y activo para dar más emoción a los combates. Se cree que el elegido fue el ya extinto Old English Terrier y, del resultado de estos cruces, nació el Bull Terrier, un perro al que el Terrier le aportó inteligencia y agilidad mientras que el Bulldog le proporcionó su poderío muscular. Esta mezcla le convirtió en el rival perfecto para las peleas multitudinarias en las que sus dueños probaban orgullosos y valor en enfrentamientos que llegaban a ser a vida o muerte.

Todo siguió igual hasta que, a mediados del siglo XIX, James Hinks comenzó a desarrollar en Birminghan un programa de cría en el que buscaba modificar a este Bull Terrier temprano. Eligió para los cruces al English White Terrier y obtuvo un animal de líneas más suaves, la cabeza en punta, las orejas erguidas y un pelo en el que predominaba el banco. Hinks lo consideraba un Bull Terrier y empezó a mostrarlo como tal en los concursos a partir de 1862, lo que provocó el enfado de los aficionados al Bull Terrier de siempre al ver que el nombre de su raza se había registrado oficialmente para designar a esta nueva en vez de conservarse para la que ya estaba establecida.

De nada les sirvieron sus quejas porque el nuevo perro tuvo una gran acogida en los concursos mientras el antiguo Bull Terrier se relacionaba con las peleas ilegales que aún se celebraban a comienzos del siglo XIX.

Hasta la década de 1930 el Staffie era conocido como Bull and Terrier o Pit Dog pero, por fin, se llegó a un acuerdo para admitirlo en el Kennel Club aunque con la condición de que se le inscribiera con otro nombre. Se decidió identificarle con el nombre del lugar que había sido el epicentro de su desarrollo y, así pasó a llamarse Staffordshire Bull Terrier.

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