El San Bernardo es una raza canina sobradamente conocida gracias a las películas y dibujos animados que todos recordamos de nuestra infancia. La visión que se ha transmitido de este gran perro no es del todo precisa y acertada. Para ir aproximándonos al verdadero carácter del San Bernardo debemos, en primer lugar, tener en cuenta el grupo en que ha sido clasificado por la Federación Cinologica Internacional. Así, se encuadra en el Grupo II tipo Pinscher y Schnauzer. Molosoides, perros tipo de Montaña y Boyeros Suizos, sección 2.2 perros de tipo Montaña. Esto implica que nos encontramos con perros seleccionados para un trabajo que han de desempeñar en un medio difícil y duro, lo que, necesariamente, va a modelar su morfología y, por supuesto, su carácter. Este ambiente hostil fortalece la vinculación con su dueño, haciéndole, en gran medida, posesivos y guardianes de su familia, considerando como tal, no sola la humana, sino también los otros animales que puedan compartir hogar con ellos.
Su carácter bondadoso es proverbial y ciertamente es raro verles una reacción violenta contra las personas, lo que no es óbice para que traten de defender a los suyos en caso de sentir cualquier amenaza contra ellos. Sabedores de su fortaleza, acostumbran a mostrarse ante cualquier extraño que pueda suponer un peligro, siendo el ataque su último recurso, mostrando de este modo su gran nobleza.
Esta raza, en el hogar, se comporta como uno más de la familia, tranquilo, buscando constantemente la compañía y cariño de sus miembros constantemente, testarudo, no es una raza que aprenda fácilmente todo aquello que no sea básico sin que esta actitud suponga un problema para su tenencia al ser de igual modo dócil con la correa. Mantiene una inmejorable relación con los niños, con quienes juega constantemente y protege. Deportista en esencia, es un excelente compañero para los paseos por el monte o para la práctica de deportes al aire libre, su origen de perro de montaña que, como hemos indicado, determinó su estructura, sigue vivo en su espíritu. Hay que desterrar la idea del San Bernardo que limita su existencia a pasar los días durmiendo en la puerta de casa.
Una vez que entra en la familia, este gigantón es difícil que no cubra todas las expectativas que se esperaban al elegir al San Bernardo como compañero. A pesar de su tamaño, se adapta perfectamente a la vida familiar, no caracterizándose por ser destructivo, ni tan siquiera en su etapa de cachorro
A pesar de todo lo anteriormente descrito, no hemos de olvidar que se trata de perros de gran tamaño, territoriales y posesivos, con carácter, pudiendo ocurrir, como en cualquier otra raza, que dos ejemplares puedan enfrentarse, por lo que ha de ser especialmente consciente el futuro propietario de las características de tamaño y peso típicas del San Bernardo.
Es difícil transmitir en unas líneas el carácter de este moloso, se trata de una raza excepcional que maravilla y sorprende a todos aquéllos que se acercan a ella, y quien decide incluir uno en su vida jamás se arrepiente de esta decisión.