Pocos perros pueden presumir de tener un pasado tan heroico como el San Bernardo. En su carácter se ha quedado grabado ese instinto de protección hacia el ser humano, conservando una gran intuición para detectar cualquier tipo de peligro para su familia y sin dudar en ponerse entre ese peligro y los suyos.
En casa, son muchos los propietarios que hablan de sus San Bernardos como perros tercos, cabezones,de manera metafórica, aunque se ha determinado que se trata del perro con la cabeza más ancha de la especie canina (Scott & Fuller, 1974). Es un perro cuyo tesón le hace seguir un objetivo sin venirse abajo ni abandonar, por muy difícil que se pongan las cosas. Su inteligencia, además, le sirve para buscar las mejores alternativas que le lleven a conseguir sus fines, algo que también es herencia de sus días como perros de salvamento, cuando debían resolver situaciones muy delicadas por sí mismos, sin la ayuda ni la intervención del ser humano.
Esto deriva a su vez en una gran facilidad para el aprendizaje, y si es mediante el refuerzo positivo, mucho mejor. Un buen refuerzo es presentarle retos y premiarle por alcanzar las soluciones apropiadas.
Otro factor a su favor es que cuando un San Bernardo aprende algo, lo retiene con gran facilidad y no lo olvidará nunca. Son perros con una memoria extraordinaria, lo que favorece y agiliza en gran manera el aprendizaje. Si suma experiencias y aprendizaje, nuestro perro podrá convertirse en un perfecto perro de terapia, de salvamento, de asistencia…
A pesar de su gran fortaleza física, el San Bernardo es un perro dócil y no se hace necesario inculcar una férrea disciplina con él. En cambio, una dinámica de trabajo ayudará a estrechar lazos afectivos con su familia. Si el perro trabaja con su dueño, se sentirá más unido a él y esto favorecerá en gran medida una convivencia armoniosa.
Este trabajo lo podemos enfocar a los aspectos más relevantes en el día a día con nuestro pequeño gran moloso. Así, orientaremos el adiestramiento a aspectos muy útiles, como un manejo sencillo de esos 85 kilos de perro durante el paseo. A pesar de quela raza se caracteriza por ser tranquila y equilibrada,no está de más enseñar al perro a responder a una orden de «quieto» o a sentarse a la orden. También será necesario evitar a toda costa que el perro, desde cachorro, salude a cualquier persona subiendo sus patas delanteras en ella, ya que un «empujón» de uno de estos grandullones puede tirar al suelo a cualquiera de nosotros.
Por lo demás, tendremos en casa un perro que es feliz ofreciendo compañía, dando cariño, cuidando de nosotros y velando por todos los miembros de la familia.