Por ello, en las siguientes líneas me gustaría aportar a nuestros lectores, aficionados a la raza y noveles en ella, qué aspectos y características han de buscar cuando tengan un Bullmastiff y cuáles evitar.
¿Cómo es un Bullmastiff? ¿Qué aspectos he de tener en cuenta a la hora de evaluar un cachorro, un adulto o unos progenitores? ¿Es mi Bullmastiff un ejemplar correcto? ¿Fija el estándar? Multitud de preguntas suelen surgir a la hora de tratar este asunto e intentar afirmar con vehemencia que ese o aquel ejemplar es fiel al estándar o está lejos del mismo.
UNA CABEZA ÚNICA
En primer lugar, me gustaría dejar claro que el Bullmastiff es tipificado por su cabeza, la cual es única en proporciones, características y expresión, que definen al Bullmastiff y lo hacen diferente de otras razas.
La cabeza del Bullmastiff ha de ser cuadrada vista desde cualquier ángulo, el hocico ha de ser ancho y cuadrado y la longitud correcta de este debe comprender un tercio del total de la cabeza, midiendo desde el occipucio hasta la punta de la nariz. En relación a las arrugas, el estándar es bien claro, el Bullmastiff ha de tener una cara limpia de arrugas, excepto cuando éste muestre atención. Ha de tener los ojos oscuros, marrón o avellana. En ningún caso amarillos, naranjas o excesivamente claros.
Ha de poseer una máscara negra bien pigmentada, que va desde el hocico difuminándose alrededor de los ojos. Se debe evitar al máximo las máscaras marrones o los ejemplares de mascara muy pobre o inexistente (que por desgracia también abundan). Las orejas han de ser más oscuras que el resto del cuerpo, bien insertadas, las orejas en rosa son indeseables.
Con respecto a la mordida, el estándar lo deja bien claro: se desea una mordida a nivel y se permite un ligero prognatismo. ¿Ligero? Si tenemos en cuenta las proporciones de la cabeza y el hocico mencionadas anteriormente y las combinamos con «ligero», podríamos decir que el grado de prognatismo será aceptable siempre que no se muestre ningún diente y éste no interfiera en las proporciones correctas de 1/3 del hocico y cabeza que nos determina el estándar.
Un aficionado o propietario, una vez leído esto, ha de evitar las cabezas redondas, los ejemplares excesivamente arrugados tipo Shar Pei o Dogo de Burdeos, que, por cierto, hay bastantes por ahí. No sirve la excusa de que «a mí me gustan así». Te pueden gustar así, pero entonces lo que te gusta es otra raza, no el Bullmastiff. Ejemplares que sus hocicos no posean las proporciones aproximadas de 1/3, hocicos excesivamente largos u cortos (tipo Boxer, Carlino…).
Una vez tenido en cuenta el apartado de la cabeza y si efectivamente encontramos esos ejemplares que poseen cabezas típicas de la raza, podremos pasar a los otros aspectos de la morfología del Bullmastiff, como son el cuerpo, el cuello, la espalda, el pecho, cuartos delanteros, cuartos traseros, cola y pies.
SU CUERPO
Respecto al cuerpo, al igual que sucede con la cabeza, todo se resume a la misma palabra: cuadrado. El Bullmastiff viene definido por un cuadrado, tanto en la cabeza como en el cuerpo, eso sí, permitiendo que las hembras sean un poquito menos cuadradas que los machos.
Últimamente es difícil encontrar ejemplares así en las exposiciones, la mayoría tienen espaldas débiles, ensilladas o son excesivamente largos. Algunos aficionados dicen que «mejor un poco largos porque se mueven mejor», pero eso no es así. El Bullmastiff posee sus proporciones y su movimiento acorde a dichas proporciones. No necesita ser más largo ni más alto ni más pesado que lo que indican su estándar y el sentido común.
Visto de frente, el Bullmastiff también ha de estar circunscrito a tres cuadrados, uno que sería el de la cabeza, otro el del pecho desde los hombros hasta los codos y el otro desde los codos hasta el suelo. Visto de perfil, como ya hemos dicho, debemos poder dibujar un cuadrado en su cuerpo. La espalda del perro ha de ser recta, ni ensillada, ni partida, ni con la grupa caída o ligeramente elevada. Todos estos defectos son importantes y hemos de tenerlos en cuenta a la hora de evaluar la calidad de un Bullmastiff. Hay que aclarar también que en el caso de cachorros o perros jóvenes, éstos pueden observar diferentes desviaciones mencionadas anteriormente, pero suelen ser debido al crecimiento y desarrollo del perro y dichos defectos tienden a desaparecer una vez que ha finalizado su crecimiento.
El pecho tiene que ser amplio y bien descendido a la altura de los codos; el costillar, bien arqueado, y los hombros, bien angulados, pero no en exceso, hay que huir de los hombros sobrecargados tipo Bulldog, pues no son deseables tampoco.
Los pies han de ser compactos. El Bullmastiff tiene «pies de gato». Los cuartos traseros han de ser fuertes, bien musculados y poseer buenas angulaciones. Hay que evitar los perros con angulaciones rectas, poco angulados o grupas caídas o débiles de musculatura. Estas carencias afectan al movimiento de nuestro Bullmastiff, le quitan potencia en la propulsión. El Bullmastiff lleva el «moto» atrás, y si atrás carecemos de un buen motor, tendremos un movimiento pobre.
La cola ha de ser recta, insertada a continuación de la espalda y de longitud hasta tocar el tobillo con la punta de la cola. Colas excesivamente cortas, rabos partidos (en manivela) son muy indeseables.