Según consta en el estándar oficial de la raza, FCI nº 157, el pelo del Bullmastiff es corto y duro al tacto, protegiendo al animal de las condiciones climáticas, es liso y pegado al cuerpo, resultando indeseable el pelo sedoso o lanoso.
En cuanto al color, se admite cualquier tono atigrado, leonado o rojo; el color debe ser puro y claro. Se acepta una leve marca blanca en el pecho, resultando indeseables otras marcas blancas. Es indispensable la máscara negra, que se une armoniosamente a las marcas negras alrededor de los ojos, lo que hace tan peculiar su expresión.
Las orejas tienen forma de «V», están caídas, de implantación alta; están bien separadas al nivel del occipucio, impartiendo así al cráneo una apariencia cuadrada que resulta de vital importancia. Asimismo, son pequeñas y de un color más oscuro que el resto del cuerpo. En estado de alerta, las puntas de las orejas del perro están al mismo nivel que los ojos (no se aceptan las orejas en rosa).
Los ojos han de ser de color oscuro o avellana, de tamaño mediano. Están separados por la amplitud del hocico, que presenta un leve surco medio. Los ojos claros o amarillos son sumamente indeseables.
Todos estos «apuntes» sobre cómo ha de ser el color del Bullmastiff son, en resumidas cuentas, lo que más llama la atención al describir cómo es el color y cómo pueden ser las diferentes tonalidades y su contribución a la llamativa expresión del Bullmastiff.
Si prestamos atención primeramente al dato del color del manto, éste puede ser atigrado o rojo, en uno y otro caso con una casi ilimitada paleta de posibilidades, de forma que el atigrado puede presentar infinidad de tonalidades, pero siempre distinguiéndose las rayas negras sobre la capa general (roja), más o menos clara o más o menos oscura, como se quiera. En cuanto al rojo, éste puede ir desde el color arena claro, pasando por el dorado, hasta el rojo más intenso (casi color hígado).
El hocico ha de ser negro, (al igual que la trufa), y ha de unirse, tal y como dice el estándar de la raza, de forma armoniosa, con el pelo negro que rodea la parte de los ojos, que también serán oscuros o de color avellana. Esta es una cuestión sumamente importante y que influye de manera definitiva a conformar la tan sugestiva expresión del Bullmastiff.
El color de las orejas ha de ser más oscuro que el del resto del cuerpo, y lo que de ninguna manera puede faltar es la máscara, llamada de atención que se realiza, sobre todo, en el caso de tonos atigrados, que deben seguir manteniendo el color negro puro del hocico y alrededor de los ojos.