Los problemas de comportamiento más frecuentes entre los perros cuando se quedan solos en casa son las conductas destructivas y la eliminación inadecuada. Pueden deberse a muchas causas pero, en un buen número de ocasiones, son consecuencia de la ansiedad por separación. Tres son las manifestaciones que pueden ayudarnos a reconocerla: ladridos exagerados, gemidos o aullidos; aumento de la actividad, generalmente con conductas destructivas y pérdida del control de la defecación y la micción. Hay otra pauta que anuncia este trastorno: a la más mínima señal de que el dueño va a salir de casa el perro se esconde, está ansioso, no obedece, intenta impedir que se marche… y, a su regreso, se muestra demasiado excitado e intenta seguirle por toda la casa y estar lo más cerca posible de él. Estas conductas no tienen por qué darse todas juntas y han de cumplir dos condiciones: aparecen solamente cuando se ausenta el dueño o cuando el perro está solo en casa y suceden inmediatamente después de que el amo se haya marchado.
Uno de los errores más frecuentes es castigar al animal por estos comportamientos cuando el dueño llega a casa. Sin embargo, y siempre teniendo en cuenta que no se trata de una venganza por haberle dejado solo, el animal no entenderá la reprimenda a menos que sea inmediata por lo que la mejor opción es ignorarle cuando se haya portado mal en nuestra ausencia.
PREVENCIÓN
Desde el principio, es bueno que los perros pasen un rato solos cada día para aprender a esperar tranquilos el regreso de su amo. Es muy importante que disponga de juguetes y que sepa entretenerse y disfrutar del tiempo que pasa solo. Todos los perros necesitan algo que les mantenga ocupados y mordisquear un juguete es la opción más fácil y satisfactoria para ellos. También les gusta disponer de su propio refugio, un lugar donde puedan estar tranquilos durmiendo o royendo un hueso; puede ser una jaula con una cama o un corralillo donde se sienta cómodo. Enseñarle una rutina diaria, dar largos paseos en los que pueda interactuar con otras personas y otros perros que le harán ganar confianza en sí mismo y dedicar un tiempo a jugar con él, son algunas de las cosas que podemos hacer para que nuestro amigo se convierta en un animal seguro de sí mismo e independiente.
Pero, por las razones que sean, a veces no podemos evitar el problema. Si se manifiesta el trastorno lo mejor es acudir al veterinario y contar con la ayuda de un adiestrador o un experto en comportamiento canino. En este caso lo que debemos hacer es una modificación de la conducta, un cambio en la relación con nuestro perro pues el objetivo es conseguir que el animal se libere de esa dependencia que tiene hacia nosotros. Cumpliremos las mismas pautas que con un cachorro (proporcionarle juguetes, paseos, compartir ratos de diversión y procurar que adquiera confianza en sí mismo) y, al mismo tiempo, tendremos que enseñarle a quedarse solo. La manera más adecuada de hacerlo es mediante las salidas programadas que consisten en dejar solo al perro unos instantes para que no le dé tiempo a experimentar la sensación de angustia y luego aumentar gradualmente el periodo de ausencia. Combinando estas salidas con sus juguetes favoritos, golosinas o incluso dejando la radio o la televisión encendidas, lograremos calmar a nuestro can.
Medidas para prevenir la ansiedad por separación
- Acostumbrarle desde pequeño a pasar tiempo solo.
- Facilitarle una socialización adecuada.
- Estimular su independencia.
- Estructurar su rutina.
- Dar largos paseos, incentivar el ejercicio físico, los juegos y la diversión.
- Proporcionarle juguetes variados.