Los juguetes básicos y más comunes son las pelotas, para lanzar y traer. Son principalmente para estimular a nuestro perro a que haga ejercicio. A su vez nos sirve para enseñarle el comando «trae».
Los mordedores o de cuerda, para jugar al tira y afloja también nos servirán. El juego es más directo con nuestro perro. Sirve para enseñarle el comando «suelta». Si el perro es de carácter dominante, este tipo de juguetes no deben de ser prioritarios para ellos y, como ya hemos comentado, tenemos que terminar nosotros el juego. También es bueno para limpiar los dientes.
Luego están los tipos peluche con sonido, pero ésos nunca deberíamos dejárselos a nuestras mascotas sin nuestra supervisión, para evitar roturas y atragantamientos.
Después tenemos los juguetes interactivos, consistentes en meter comida en un agujero y que el perro encuentre la forma de sacarla. Muy útiles para perros que pasan tiempo solos y para estimular y desarrollar su inteligencia.
Hay otras formas muy divertidas de jugar con nuestra mascota y reforzar nuestro vínculo. Podemos esconder un premio en comida en algún lugar de la casa y animarlo a que lo busque. Al principio lo haremos en un lugar cercano al que nos encontramos con nuestro perro y que así no le sea dificultoso encontrarlo. De esta forma, esto se convierte en un juego divertido y a la vez apetitoso, escondiendo el premio en lugares más lejanos a medida que lo vaya encontrando. Este juego le sirve para desarrollar el olfato y le ayudará a pensar.
Otro juego muy divertido es ponerle el premio dentro de un pequeño cubo y que él mismo lo saque. Después, podemos ampliarlo a dos o incluso tres, según la facilidad que tenga para sacarlo.
Mediante el juego creamos un vínculo con nuestro perro y a la vez les reporta ejercicio físico, psicológico, les libera del estrés y aprenden cosas nuevas de una forma divertida.
LA RECOMPENSA
Hay muchas formas de recompensar a nuestro perro y de enfocar la recompensa. Aquí hablaremos de reforzar siempre los comportamientos positivos. La recompensa puede ser en forma de caricias. A qué perro no le gusta ser acariciado por su dueño. Es una de las máximas en su vida.
También podemos recompensar con palabras cariñosas. Muchas veces nos podemos encontrar con que nuestro perro ha realizado una acción deseada por nosotros y no tenemos un premio para suministrarle en ese momento o nos encontramos lo suficientemente lejos como para que una caricia no llegue a tiempo, y esa palabra cariñosa y dulce puede llegarles de igual manera a reforzar positivamente su acción.
Juguetes. El hecho de tirarle su pelota o darle su mordedor favorito es otra manera de recompensar a nuestra mascota y facilitarle un momento de juego, sobre todo cuando hemos terminado con una pequeña sesión de entrenamiento
Mediante el suministro de comida. Sin duda, es una de las recompensas más efectivas para reforzar las acciones positivas de nuestros perros. Lo ideal es que el perro no haya comido cuando estemos tratando de enseñarle algún comando, para que la recompensa en forma de comida obre el efecto deseado, y no olvidar que después hay que descontar la cantidad de premio en comida que les hemos facilitado del total de su ración diaria para evitar la obesidad.
Es importante tener en cuenta que todas las recompensas tienen que ser suministradas inmediatamente después de que nuestro perro haya realizado la acción que esperamos. Es decir, acción-reacción. Mediante el juego y la recompensa podemos lograr tener una mascota feliz y obediente, con un vínculo de unión entre el perro y su propietario imposible de romper.