Bares, restaurantes, establecimientos privados
Éstos cuentan con derecho de admisión. Debemos conocer y respetar las normas de cada uno. Al igual que en el supuesto anterior, conocer lugares de antemano en los que nos permitan entrar con nuestro perro nos ayuda a disfrutar plenamente de nuestras salidas. Como siempre, las limitaciones no existen si se trata de perros guía o perros de asistencia.
De vacaciones
Primera opción. No sin mi perro, es decir, viajamos con él. Atención entonces a lo que tenemos que considerar.
El medio de transporte. Si el viaje lo vamos a realizar en avión, la mascota debe ir en una jaula debidamente acondicionada y homologada. Si el peso de nuestra mascota más la jaula no supera un determinado número de kilos (6 u 8, en función de la compañía) vamos a poder llevar al animal con nosotros como equipaje de mano, sin sacarlo de la jaula y sin que genere molestias al resto de los pasajeros. Es conveniente efectuar la reserva del vuelo con anticipación y advertirlo desde el primer momento, puesto que el número de animales por vuelo dentro de la cabina está limitado. Si el peso de nuestra mascota más la jaula supera el límite indicado, deberá viajar en la bodega del avión. Si el viaje es en tren, RENFE exige el cumplimiento de ciertos requisitos que varían dependiendo de la línea que vamos a utilizar. Si el viaje se va a efectuar en trenes de grandes líneas, en trenes regionales o en el AVE nos permiten viajar acompañados de un solo animal por viajero siempre que no supere los 10 kilos, y debemos llevarlo dentro de una jaula al igual que en el avión. Las limitaciones se suavizan cuando el viaje se realiza en un tren de cercanías. Si el viaje es en barco o en autobús, debemos hablar con la compañía correspondiente para conocer sus criterios.
El lugar de estancia.Antes que nada, debemos buscar un lugar, ya sea hotel, apartamento, casa rural…, donde acepten mascotas y, obviamente, comentarlo al hacer la reserva para evitar problemas en la llegada.
Segunda opción. Imposible hacer el viaje con nuestro perro. En este caso debemos asegurarnos de su bienestar mientras estemos fuera. Las soluciones pasan por contar con un familiar o amigo que nos ayude y le cuide durante nuestra ausencia o acudir a un profesional, es decir, a una residencia canina que lo atienda de forma temporal. En ambos casos hay que cuidar muy bien los detalles: bien tener plena confianza en la persona a cuyo cuidado dejamos el animal o bien elegir muy bien la residencia, visitarla previamente y pedir un presupuesto en forma. En todos los casos, hay que mantener el contacto y preavisar de los cuidados especiales si nuestra mascota los tuviera.
Respetar unas normas básicas, al margen de constituir obligaciones legales muchas de ellas, es la mejor forma de cuidar a nuestro animal y de evitar sanciones, especialmente cuando más aprovechamos las salidas al exterior con la llegada del buen tiempo.