Dentro del mundo del perro existen muchas disciplinas de adiestramiento, como por ejemplo los adiestramientos en agility, rastro, búsquedas de personas, búsquedas de sustancias estupefacientes, búsquedas de explosivos, defensa, guarda, obediencia, pastoreo, etc. Existen varios tipos de adiestramiento, los deportivos y los civiles. Para los perros que van a ir a un campeonato o van a participar en concursos es necesario enseñarles adiestramiento bajo unos parámetros que están basados en el cumplimiento de unas normas impuestas por unos comités y que serán examinadas por unos jueces. Pero cuando vamos a dar un paseo por la calle, ¿andamos como si estuviésemos desfilando? ¿Necesitamos que alguien nos juzgue o nos ponga nota? Los adiestramientos civiles enseñan al perro a cumplir las órdenes pero no le exigen tomar determinadas posiciones basada en una estética o realizar movimientos a una velocidad determinada.
A día de hoy el adiestramiento en obediencia es una herramienta fundamental para el propietario de un perro. Cuando hablamos de adiestramiento en obediencia nos referimos a que el perro sea capaz de realizar una serie de actos, que ya sabe hacer, cuando nosotros se lo pedimos. Y decimos que “ya sabe hacer” porque es innegable que todos los perros saben sentarse, saben tumbarse, saben quedarse quietos, saben caminar, lo que también es innegable es que no lo hacen cuando nosotros queremos hasta que se les hace un adiestramiento en obediencia.
Cuando adiestramos a un perro en obediencia estamos consiguiendo que haga una serie de ejercicios en momentos determinados, en momentos que el propietario considera que son necesarios. Cuando un propietario sale a la calle con su perro, a que juegue, a que pasee, a que haga sus necesidades (en un lugar adecuado), debe tener la certeza de que su perro cumplirá unas normas de educación para garantizar la convivencia con sus conciudadanos, es decir, que no va a hacer nada que pueda incomodar o molestar a otro miembro de la sociedad, ya sea canino, humano, etc. Pero, además, debe tener la certeza que el perro realizará ciertas acciones cuando él se lo pida, ciertas acciones que harán que el perro esté controlado, ciertas acciones que garantizan que, aunque el perro no sepa cómo reaccionar ante una situación, el propietario va a conseguir que lo haga. Es decir, que “el perro nos hace caso”.
Imaginemos una tarde soleada, de temperatura agradable, en la que decidimos salir a dar un paseo con nuestro mejor amigo. En el parque vemos a un niño jugando con una pelota y nuestro perrito decide acercarse tranquilamente. Los padres del niño nos preguntan si puede su hijo jugar con el perro. Nosotros, que conocemos a nuestro perro, les indicamos que sí, que le encanta jugar con la pelota. En este momento veremos una imagen preciosa de juego y aprendizaje de la que podremos disfrutar.
Pero imaginemos que los padres no quieren que su hijo juegue con perros (opiniones aparte, están en su derecho). El perro se acercará como si no pasase nada, porque en otros momentos le hemos dejado acercarse a niños que juegan con pelotas. Es entonces cuando hace aparición el adiestramiento en obediencia, ya que nosotros, como propietarios responsables, daremos una orden para que no se acerque a ese niño, por ejemplo, la orden “ven”. El perro, en ese momento, debe obedecer (es por esto que se llama adiestramiento en obediencia), dejarlo todo y dirigirse hacia donde estemos. Después podemos usar las órdenes de “sentado” y “quieto”, para que el perro no se acerque a ese estímulo “juguetón”, o la orden de “junto” para poder irnos a otro lado con nuestro perrito controlado y que el niño juegue con su pelota y nosotros y nuestro amigo sigamos disfrutando del paseo, juego, etc.
Es por esto que hay que tener claro el concepto de obediencia. Imagínense que en ese momento, cuando le decimos a nuestro perro que venga, él decide no obedecer, él se lo piensa y prefiere ir a jugar con el niño. Aunque nuestro perro “sólo va a jugar”, puede no apetecerle al niño, al padre o a ambos jugar con el perro, están en su derecho, y nosotros, en la obligación de no quebrantar los derechos de otros vecinos.
No se trata de distraer al perro para que no haga algo, distraerle con otro juguete o similar. No engañemos al perro con señuelos, no insultemos su inteligencia. No se trata de hacer un intercambio con el perro: si me haces caso te doy algo que te gusta. No se trata de hacer que el perro venga por miedo a un castigo. Se trata de que el perro entienda que nosotros tomamos decisiones en las situaciones en las que él no está capacitado para tomarlas.
La falta de capacidad del perro para entender ciertas situaciones es la que hace que nosotros tengamos que tener control mediante la obediencia de nuestro perro.
La obediencia no puede estar sometida a la decisión del perro, la responsabilidad recae sobre el dueño.
Actualmente, para la mayoría de adiestradores, los adiestramientos en obediencia se componen de seis ejercicios:
No tirar de la correa.
Existen diferentes métodos, correas, petrales, bozales..., que “dicen que enseñan a no tirar de la correa”, pero no es cierto. Hay que distinguir entre impedir que el perro tire de la correa y enseñarle a decidir si tira de la correa o no. Cuando a un perro se le impide tirar no aprende a no hacerlo, simplemente no puede. Cuando se le quite el elemento que le impide tirar, tirará. Cuando a un perro se le enseña a decidir si tira de la correa o no (siempre deciden no tirar), se está haciendo algo más importante que tener un paseo cómodo, se le está desarrollando la capacidad de inhibición.
Caminar al lado.
Ejercicio muy práctico, que consiste en que el perro camine a nuestro lado, sin adelantarse, sin retrasarse, sin separarse demasiado, pero sin entorpecernos el caminar. En este ejercicio no es necesario que el perro este todo el rato mirándonos, de hecho es mejor si él puede ir viendo por donde pisa y mantenerse en la posición correcta. Para este ejercicio se suelen usar órdenes del estilo de: junto, fuss, conmigo, lado…
Sentarse.
Los vocablos más utilizados para este ejercicio son: sitz, sienta, sentado, etc. Muy práctico cuando necesitamos que el perro adopte una posición cómoda cuando tiene que esperar.
Tumbarse.
De la misma manera que la orden de sentado se utiliza para hacer que el perro espere en una posición aún más cómoda para él. Tumbado, tumba, platz…, son de los vocablos más utilizados.
Quedarse quieto
Uno de los ejercicios más importantes. Cuando se le enseña bien al perro, y hacemos que comprenda ciertos parámetros, nos esperará quieto en ese lugar que le hemos dicho, ya sea sentado, tumbado o de pie, aunque no nos vea. De esta forma podremos hacer que nos espere mientras compramos el pan, vamos a mirar si se puede cruzar una calle, etc.
Venir a la llamada.
Para nosotros, junto con el ejercicio de no tirar de la correa, es imprescindible. Existen muchos métodos, pero eficaces 100 por 100... no tantos. Conseguir que nuestro perro venga a la llamada siempre nos proporcionara un control que nos permitirá llevarlo suelto y que siempre responda como si estuviese atado.
Los ejercicios de adiestramiento en obediencia son una herramienta que nos permite hacer que el perro este controlado. Pero cuando hablamos de herramienta nos referimos a que se deben usar en los momentos adecuados, cuando son necesarios.
Os imagináis a un bombero usando la manguera para bajar a un gato de un árbol, a un cocinero usando el rodillo de amasar para cortar un filete, a un mecánico la llave inglesa para inflar una rueda, etc.
Cuando salimos a la calle con el perro no vamos a una exhibición, ni salimos a demostrar todo lo que sabe hacer nuestro perro. Salimos a disfrutar, a dar un paseo, a aliviar necesidades, a jugar, por eso estos ejercicios se deben usar en momentos concretos y por periodos concretos. No podemos salir a dar un paseo y llevar al perro todo el rato pegado a nuestra pierna. El perro necesita cierta concentración para realizar el ejercicio. Si os ponéis en su piel os daréis cuenta que salir a la calle y estar media hora concentrado pensando en si voy caminando bien o no no es algo agradable, al final no le gustará salir a la calle, ¿Para qué? ¿Para ir todo el rato pegado a mi dueño?
Las órdenes deben darse en los mementos que se necesitan, por motivos concretos y para poder facilitarnos el paseo, la convivencia.
“Si me voy a cruzar con otra persona por una acera estrecha, le pido a mi perro que camine a mi lado, le llevo controlado, contento y no existe la opción de que nadie se sienta molesto, incomodo o violentado por mi gran amigo. Mi perro está demostrando que puede vivir en una ciudad, con más gente y ser uno más, estar integrado.”
“Si voy a cruzar un paso de peatones puedo decirle a mi perro que se siente a mi lado, que espere mientras se pone el semáforo en verde, como hace cualquier persona. Cuando se ponga en verde, pedirle que camine a mi lado y cruzar la calle sin entorpecer el paso a los que cruzan conmigo o vienen de frente y al llegar al otro lado de la calzada terminar el ejercicio.”
Pero estos ejercicios, aunque se pueden hacer durante mucho rato, los usaremos durante un espacio de tiempo breve, después, a disfrutar del paseo.
El adiestramiento en obediencia es, después de una educación, parte fundamental del aprendizaje de cualquier perro para poder vivir en sociedad, siendo un miembro más, “un miembro social, sociable que respeta a los demás y que debe ser respetado”.
