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Respeto y responsabilidad

Foto: Alberto Nevado.
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Foto: Alberto Nevado.

Texto: Pablo J. Díaz Manzano (Especialista en Psicología Canina) www.camadaweb.com

Todos los amantes de los animales tenemos claro que merecen respeto y que compartir tu vida con ellos es un placer y una responsabilidad. Son dos conceptos que van de la mano, en todos los ámbitos de la vida que se comparte con estos compañeros. No obstante, y no sé muy bien por qué, hoy estos dos conceptos no están muy claros o se les está intentando cambiar el significado.

Hace no mucho me contó un amigo que, disfrutando de un agradable paseo vespertino con su amigo "Toby", se cruzó con otra pareja humano-canina (una joven y su perrita). Él llamo a "Toby", éste vino y se puso a su lado, ella salió corriendo para coger a su perrita mientras gritó dieciocho veces el nombre de su compañera, la cual la ignoró todas y cada una de las veces. Mi amigo, que se llama Andrés, le preguntó si su perro se podía juntar con otros de forma amistosa, es decir, que si se llevaba bien con otros perros. Ella contesto que sí, entonces Andrés le dijo que "Toby" era amigable y que le gustaba jugar con otros perros. Los dos dejaron que se acercaran los perros, que se olieran y conocieran. Tras un ratito de juego, "Toby" empezó a oler un orín que la perrita acababa de hacer. Debido a la insistencia y la forma de oler el orín de la perrita, Andrés le pregunto a ella que si la perrita estaba en celo. Ella contestó que estaba castrada, que obviamente no podía estarlo. Acto seguido, ella le preguntó que si "Toby" también estaba castrado. Andrés respondió que no. En ese momento ella levanto la cabeza y dejo de mirar el móvil, llevaba diez minutos seguidos sin levantar la cabeza del móvil y le dijo que era una irresponsabilidad, que un perro que no está castrado puede dejar embarazada a cualquier perra, que es muy agresivo y que puede tener actitudes no deseables.

Andrés en ese momento llamó a "Toby", le pidió que se sentara a su lado, le indicó que esperara en quieto y se acercó para poder captar la atención de la joven, que seguía mirando el móvil, y le comentó de forma amable que su perro, aparte de estar educado para no hacer ciertas cosas que pudieran incomodar a alguien, estaba adiestrado, por lo que, aunque hubiese una perrita en celo, "Toby" respondería a la llamada e iría con él. Textualmente le dijo:

Me he preocupado de dar una educación a Toby, me he preocupado de adiestrarle para que me haga caso cuando lo necesite, todo esto lo he hecho por que es necesario que pueda convivir con el resto de la gente. Cuando salimos a dar un paseo, le presto atención, interactúo con él y le dejo que disfrute. Durante los diez minutos que has estado aquí tu perrita se ha orinado en medio de la acera, no en un lugar donde a nadie le pueda incomodar, se ha alejado y ha increpado con ladridos a otros viandantes, y tú no te has dado cuenta porque estabas mirando el móvil. La responsabilidad no es castrarle, es cubrir sus necesidades psicológicas, físicas, medicas, sociales, familiares, etc.”

Por suerte, los animales tienen unos derechos reconocidos, lo que debería facilitar que puedan tener una vida plena y satisfactoria donde se realicen como perros.

Cuando hablamos de respetar a los perros, es considerarlos como tales. Saber “qué es un perro“, es fundamental para poder cubrir todas sus necesidades. Es muy corriente, hoy día usar métodos de adiestramiento que infravaloran la inteligencia del perro, pero que nos hacen sentir muy bien con nosotros mismos porque sobre-premiamos cada actuación del perro. Sinceramente, si alguien me premiara cada vez que cumplo las normas de convivencia de un lugar en vez de explicarme cómo son estas normas, sentiría que no me valoran lo suficiente, que no saben que tengo la suficiente inteligencia para comprender ciertas cosas si se me explican usando un lenguaje que entendamos los dos: “Sentiría que no me conocen, sentiría que no me respetan”.

En la sociedad actual, por desgracia, hay muchos abandonos de perros, pero por suerte, hay mucha gente dispuesta a encontrarles un compañero de vida, que les respete y se responsabilice de ellos. No obstante, y de forma errónea, muchas de estas personas que tratan de ayudar toman actitudes que poco ayudan al perro. Es muy frecuente ver en algunas reuniones o convenciones, quedadas o como se quieran llamar, para poder encontrar casa a estos perros que se quedaron sin ella, actitudes que se repiten y que en ningún caso dignifican ni respetan la integridad del perro como individuo.

Sinceramente hacer una pasarela al estilo esclavos de la antiguas sociedades donde cada animal que sale a la palestra es objeto de lastima y de conmovedoras historias que van aumentando en catastrofismo y que el público acompaña de sonados lamentos, me parece una falta de respeto hacia esos animales.

Alguien se ha parado a pensar que en vez recibir lástima y palabras como “pobrecito”, “cómo ha sufrido”..., deberíamos valorar el coraje que tienen, la entereza y la fuerza que han demostrado, ya que, a pesar de haber tenido unos enormes contratiempos que ellos no han buscado, han sido capaces de sobrevivir y seguir adelante. Merecen un aplauso no nuestra lastimera compasión. Yo exijo un respeto por estos animales que han sido capaces de salir adelante.

Tener un perro conlleva responsabilidades. Ser responsable de la tenencia de un perro es darle una alimentación equilibrada, darle una atención médica, darle una educación, felicidad, es cubrir sus necesidades y hacerle que sea capaz de crecer y desarrollarse intelectualmente, es comprenderles.

Lo responsable es enseñarle a venir a la llamada, a no subirse encima de las personas para saludar... No es responsable cortarle las patas para impedir estas acciones. Ser responsable no es castrar a un perro e inutilizarle intelectualmente con condicionamientos instrumentales para que sea un lelo y no genere problemas. Ser responsable es valorar si se dispone de tiempo y medios para que el perro sea parte de una sociedad. Quizás habría que valorar si el que quiere un perro será capaz de comprender que es un perro y como hacerle feliz, en vez de regalar perros y poner medios que sustituyen las incapacidades intelectuales, morales y sociales de los que “aman a los pobrecitos que han sufrido mucho”.

Ser responsable es castrar a un perro por motivos médicos y ayudarse de un especialista para educar a un perro o corregir sus conductas en caso de que sean no deseadas. Ser responsable es querer y amar a un perro tal y como es, sabiendo sus limitaciones y sus virtudes, ayudándoles a comprender esta sociedad, que en ocasiones a nosotros mismos nos cuesta comprender.

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