Quiero comentar una faceta más desconocida de la raza, el Boyero de Berna como perro de utilidad, son varias las actividades en las que trabajamos con nuestros Boyeros, desde la obediencia, tienen una capacidad de aprendizaje y de ejecución de lo aprendido increíble, tiran de nuestros pequeños en su trineo, realizan largas caminatas por la montaña con nosotros, algún experimento tirando de la bici, personalmente no lo he visto pero sé que en Hispanoamérica siguen trabajando con ganado. Pero sobre todo en la disciplina que destacan es en la terapia.
Son grandes, peludos y enormemente cariñosos, cualidades o características que hacen de estos bonachones unos increíbles perros de ayuda, en ocasiones su color predominante negro, es una pega, pero se suple rápido en el primer contacto. Nosotros visitamos residencias de ancianos, colegios y centros de niños de educación especial, en los que su sola presencia es motivo de fiesta, nos reciben siempre con alegría y cariño, y los Boyeros responden con ese movimiento de cola permanente y esa actitud para con los ancianos, niños o personas especiales con las que nos encontramos en estos centros.
Cariñosos pero tranquilos, alegres pero controlados, además ayudan, junto con los terapeutas, a que estas personas realicen un poco de ejercicio ¿Cómo? Os preguntareis. Utilizamos truquitos. Si alguien tiene falta de movilidad en su brazo izquierdo, por ejemplo, le decimos que acaricie o peine a nuestros perros, nosotros siempre colocados por el lado izquierdo para que tengan que usar este lado del cuerpo. También hacemos ejercicios de pinza con las manos: si las personas tienen poca fuerza o movimiento incontrolado en las manos, les damos una pelota y les decimos que sujeten «fuerte». El carácter poco dominante de los Boyeros hace que sujeten la pelota con firmeza, pero con mucho cariño y sensibilidad, ayudando a fortalecer los músculos de esas personas. También hacemos ejercicios para que muevan las piernas e incluso facilitamos las cosas, enviado a nuestros perros a encender la luz, abrir cajones o traer cosas que les pidamos. Esto sorprende y divierte mucho a este colectivo, que siempre está deseoso de que volvamos a verlos con nuestros perros.
Para todo esto se necesita mucho entrenamiento, socialización del perro desde su infancia y lo más importante, seleccionar el carácter de nuestros ejemplares. Llevo unos años que voy viendo muchos Boyeros con inseguridad o timidez, en muchas ocasiones por la falta de escrúpulos en la cría, por no dar importancia al carácter, todo vale porque es bonito… Nuestra raza nunca ha sido tímida, ni inseguros, ni imposibles de tocar, eso sólo pasa ahora.
Nuestros primeros Boyeros aparecieron en nuestras vidas por los años 90, y todos eran extremadamente cariñosos y seguros de sí mismos, también eran perros fuertes y sin problemas físicos. Hoy mucho de ellos sufren las temidas displasias, creo que eso es por la obsesión de criar ejemplares muy molosos que no podrían caminar muchos kilómetros, como hacían sus antepasados, ni trabajar con el ganado, ni tirar de carros con leche o niños, ni saltar un arroyo o un cauce. Pero eso es otro cantar, y además es sólo mi opinión.
Desde aquí animo a todos los amantes de esta increíble raza, para mí la mejor, a que busquen ejemplares sociables, seguros, cariñosos y sobre todo útiles. Esta palabra que parece incompatible con los Boyeros de hoy en día, nuestros Boyeros pueden y deben de trabajar, es bueno para ellos, para su salud física y para su salud mental. Puede que alguien piense que los perros están sometidos a estrés, la realidad es que es posible, pero las ganas con la que entran en los diferentes centros, esa alegría que transmiten y la felicidad que reparten, me hace pensar que lo gestionan bien. Cuando les miramos al llegar a casa, mueven la cola, si nos vamos a la habitación o a la cocina, vienen con nosotros, creo que son bastante felices y ni yo ni mi familia podríamos vivir sin ellos, los increíbles Boyeros de Berna.