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Mi perro marca Comportamiento típico de los perros

Mi perro marca
Comportamiento típico de los perros
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Texto: Benigno Paz (Educador canino e instructor de movilidad de perros guía-GDBA, Inglaterra).

Utilizamos la palabra «marcar» en distintos campos: en la presentación entre perros, posesión de objetos, la posición de una presa, etcétera, pero es muy probable que todos la relacionemos y nos refiramos a «marcar con orina»: eliminar unas gotitas de orina (en los casos más problemáticos en un lugar no deseado por el amo). Esa tarjeta de presentación que los machos parecen tener la necesidad de dejar en todas las esquinas, árboles (los perros son perros y tienen su mundo con un «arco iris de olores») y que tan molesta (embarazosa) y latosa resulta cuando lo realiza en el interior del domicilio.

No debemos confundir marcar con orinar, ni con la micción por sumisión. La diferencia está clara, y viene determinada por la cantidad y los demás componentes de la escena. En el primer caso, son una o unas gotas, en el segundo es una «inundación» con salpicaduras (para los machos) o en un manso lago (para las hembras) acompañado de todo un repertorio de lenguaje corporal que nos marcará claramente la diferencia.

En ocasiones, también se engloba dentro de este concepto el hecho de dejar unas gotas de orina en un lugar inapropiado, aunque no sea estrictamente con la intención de marcar, si no más bien fruto de una incontinencia.

COMPORTAMIENTO
Éste es el tipo de comportamiento que los propietarios de perros aceptamos y toleramos que hagan nuestras mascotas en las esquinas (algunos en los portales) y que causa un gran rechazo en los «no tan amigos de los perros » que lo ven como un problema grave de higiene pública (no sin razón, claro está).

Es algo que pasa a ser un grave problema cuando vemos que nuestro perro, que nunca había mostrado este comportamiento en interiores, de repente, un día (en la clínica veterinaria o en la casa de unos amigos a los que hemos ido a visitar) levanta la pata en los productos expuestos a ras de suelo o contra la pata de la mesa de la cocina y deja caer «cuatro gotas» (¡Tierra trágame!, menos mal que había confianza).

El hábito adquirido por el perro, y aceptado por el amo, en los paseos se activa en presencia de un leve estímulo en otros lugares (objetos nuevos con olores nuevos que introducimos en casa, la visita de otros perros a nuestro domicilio o de otras personas que tienen perros en sus casas, por ejemplo, junto con niveles moderados de excitabilidad y/o estrés).

Todos hemos podido comprobar cómo en cuanto un perro empieza a marcar en un punto de la casa se incrementa considerablemente la probabilidad de que vuelva a hacerlo en ese lugar o que lo hagan en ese mismo lugar otros perros que estén de visita. Pasa uno, deja la marca y parece que todos los demás que pasan por el lugar se ven obligados a dejar su «marca» (por aquí ha pasado…, el día…, a la hora…). Ya sabemos que habrá personas que tratarán de convencernos de que el perro hace eso porque es «muy, muy dominante» (algunos casos extremos te sugerirán incluso que tú tienes que mostrarte «por encima» de tu perro, ¡se lo imaginan!), pero bromas aparte, atendiendo a esta explicación, si nos quedamos observando un rato, veremos que todos los perros son «muy, muy dominantes» porque todos ellos dejan caer, al pasar, las gotitas en ese punto. De momento, me sigo quedando con la explicación más sencilla: lo hacen porque son perros y con mayor probabilidad y frecuencia si son machos enteros.

CUANDO SE CONVIERTE EN UN PROBLEMA
En algunos perros de trabajo, en particular en los perros de asistencia (perros guía, por ejemplo), la presentación de este tipo de comportamiento supone un grave problema que causa una gran inseguridad en el amo, además del rechazo social que provoca, y hace que se le cierren muchas puertas. Éste es uno de los motivos por el que se realiza la castración y esterilización de los machos a temprana edad, con la intención de evitar que adquieran el hábito de marcar las esquinas o los lugares con olores «atractivos».

Todos sabemos que es uno de esos comportamientos típicos de los perros (machos), principalmente y que consentimos e incluso nos divierte su obsesión por marcar donde otros lo han hecho antes o donde él mismo lo ha hecho cuatrocientas mil veces, siempre y cuando esté restringido al exterior de nuestro hogar. Cuando realizan el comportamiento en el interior (o con nuestras propiedades, ruedas del coche, mobiliario de jardín, etcétera) entonces nuestra percepción y tolerancia cambia radicalmente, se convierte en algo inaceptable, en un problema.

Nosotros lo percibimos como un problema desagradable, pero para los perros es una fuente importante de aporte de información (que recibe y que ofrece a otros congéneres). Con nosotros pierde el tiempo porque no tenemos capacidad para «captar la información» con nuestro escasamente desarrollado olfato. Una demostración más de que pese a nuestra estrecha convivencia seguimos siendo especies muy diferentes con sistemas de comunicación muy distintos (mundo de imágenes frente a mundo de olores). Un modo de delimitar el terreno, mostrar receptividad, ganar en confianza, marcar las posesiones (otros ponen etiquetas y nombres; ellos, sus «intensos olores personalizados»).

Es uno de esos comportamientos que se reducen con una esterilización o castración temprana, algo que no que adquieran el hábito de marcar las esquinas o los lugares con olores «atractivos».

Todos sabemos que es uno de esos comportamientos típicos de los perros (machos), principalmente y que consentimos e incluso nos divierte su obsesión por marcar donde otros lo han hecho antes o donde él mismo lo ha hecho cuatrocientas mil veces, siempre y cuando esté restringido al exterior de nuestro hogar. Cuando realizan el comportamiento en el interior (o con nuestras propiedades, ruedas del coche, mobiliario de jardín, etcétera) entonces nuestra percepción y tolerancia cambia radicalmente, se convierte en algo inaceptable, en un problema.

Nosotros lo percibimos como un problema desagradable, pero para los perros es una fuente importante de aporte de información (que recibe y que ofrece a otros congéneres). Con nosotros pierde el tiempo porque no tenemos capacidad para «captar la información» con nuestro escasamente desarrollado olfato. Una demostración más de que pese a nuestra estrecha convivencia seguimos siendo especies muy diferentes con sistemas de comunicación muy distintos (mundo de imágenes frente a mundo de olores). Un modo de delimitar el terreno, mostrar receptividad, ganar en confianza, marcar las posesiones (otros ponen etiquetas y nombres; ellos, sus «intensos olores personalizados»).

Es uno de esos comportamientos que se reducen con una esterilización o castración temprana, algo que no queda garantizado si el comportamiento ya está muy establecido/fijado en el perro adulto y procedemos a su esterilización. En este caso es posible que logremos una reducción del comportamiento, pero no su eliminación completa.

POSIBLES SOLUCIONES
Para tratar de solucionar el problema, lo primero sería realizar una visita al veterinario para descartar posibles causas fisiológicas o infecciosas, incontinencia en perros geriátricos, infección (cistitis). También descartaremos la micción por otros comportamientos distintos a marcar, como perros inseguros, excitabilidad en cachorros y/o que el perro no tenga establecidas y asentadas las rutinas para ser limpio en casa (en este caso no es que marque, es que el pobre no aguantaba más).

No es un comportamiento exclusivo de los machos, aunque, sin duda, es mucho más frecuente en éstos. En las hembras es más probable observarlo y que se incremente su frecuencia en época de celo (que todos los posibles pretendientes puedan enterarse de su estado de receptividad). La presencia de varios machos, en un mismo entorno o en su proximidad, en disputa por una hembra, incrementarán la frecuencia del comportamiento. Lo importante es prevenir educándolo desde cachorro para que aprenda a ser limpio en casa y que no adquiera el hábito de marcar las esquinas. Hacer sus necesidades antes de iniciar el paseo o bien al final del mismo, pero no se le permite hacerlo durante el recorrido, se le permitirá olisquear pero no marcar. Para lograrlo, lo distraeremos con alguna golosina.

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