Son actividades que están controladas por nuestro hemisferio izquierdo que en la mayoría de los humanos (en el 96 por 100) además alberga las áreas especializadas del lenguaje, algo que marca nuestro gran distanciamiento del resto de las especies.
¿Alguna vez te has planteado que tu perro también pueda tener esas preferencias a la hora de afrontar «sus tareas» cotidianas? Veamos algunas pruebas sencillas que podemos utilizar para comprobar las preferencias de nuestro perro y sus dominancias a la hora de percibir los estímulos y ejecutar las respuestas.
Para explicarlo de forma simple, podemos decir que nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios (izquierdo y derecho, aunque funciona como un todo), cada uno de los cuales controla la parte contralateral del cuerpo, esto es: nuestro hemisferio izquierdo controla los movimientos que realizamos con nuestra mano derecha.
A lo largo de este artículo veremos cómo podemos establecer si nuestro perro es diestro o zurdo.
En los humanos resulta muy sencillo determinar qué mano se prefiere utilizar, qué hemisferio es el dominante, basta observar con qué mano se escribe, qué mano se utiliza para realizar trabajos de cierta precisión (cortar con unas tijeras), qué mano se utiliza para lanzar una pelota o atrapar una mosca o con qué mano se acerca el tenedor a la boca. Como se ve, resulta muy fácil y tan sólo se requiere un mínimo de observación (y en repetidas ocasiones para mayor certeza, que un grano no hace el granero), sin necesidad de que nuestro «conejillo » sepa lo que estamos buscando (para evitar posibles interferencias).
PREFERENCIAS DE NUESTRO PERRO
La cosa se complica algo más cuando nos proponemos determinar la preferencia de nuestra mascota, para establecer qué hemisferio de su cerebro es el dominante. La ventaja que tenemos es que en esta ocasión, podemos explicarle con todo detalle el objeto de nuestro interés, ya que nuestras explicaciones no interferirán para nada en los resultados finales, cosas de las diferencias de las especies. Bromas aparte, a la hora de establecer las pruebas a realizar para determinar las preferencias de nuestro perro, deberemos seleccionar aquéllas que no le causen ni daños físicos ni estrés; además, lo deseable es que resulten fáciles de observar y que puedan determinar con claridad qué pata utiliza.
También es importante que tomemos nota, preferiblemente que gravemos para poder repetir la visualización, ya que en ocasiones las cosas ocurren muy rápido, para llevar un registro de los resultados y no improvisar, con el «me parece que…».
A continuación, presentamos varias de las pruebas más frecuentes y fáciles de realizar, sin que exijan ni demasiado tiempo ni demasiados recursos. Podemos elegir dos o tres que consideremos las que mejor se adaptan a las características de nuestro perro y realiza un número suficiente de repeticiones antes de sacar conclusiones:
- Seguramente todos nosotros, en alguna ocasión, hemos sonreído al ver cómo nuestro perro se las ingenia para retirar la toalla que colocamos encima de su cabeza cuando vamos a secarlo después de salir a dar un paseo un día de lluvia (de eso sabemos un rato, incluso en verano, por estas tierras del Far West), pero es posible que nunca nos hayamos parado a observar con detenimiento si inicia su acción con su pata derecha o con la izquierda. Así que éste es el momento de prestar atención y tomar nota. Colócale a tu perro una toalla sobre la cabeza y observa con qué pata trata de retirarla. Repite la prueba varias veces. Si tu perro se pone muy nervioso o da muestras de estrés, interrumpe el ejercicio y retómalo en otro momento.
- Todos los días, cuando salimos de paseo con nuestro perro, negociamos numerosos bordillos, subidas y bajadas y alguna que otra escalera, pero seguramente nunca nos hemos parado a observar con qué pata prefiere iniciar el proceso. En tus próximas salidas presta atención a sus movimientos, observa qué pata levanta primero cuando aborda el primer escalón o un bordillo.
Lo más fácil es pararnos delante de un escalón (perpendicular al mismo y a una distancia que le permita alcanzarlo con una pata en el primer movimiento), prueba a hacerlo cuando el perro está a tu izquierda o con él a la derecha. Es posible que si está muy excitado o en una persecución lo afronte con ambas patas a un tiempo (éstos son los casos para la casilla de nulos).
- Si cuando le das a tu perro un Kong relleno de comida lo observas con atención, te percatarás de que prefiere utilizar una de sus patas para ponerla encima del juguete y «fijarlo» para que no salga rodando y, de ese modo, retirar de un modo más eficiente todo su contenido.
Compruébalo por ti mismo. Carga un Kong con comida y ofréceselo a tu perro, toma nota de cómo utiliza sus patas.
- ¿Qué pata utiliza para retirar un trocito de cinta adhesiva que previamente hemos colocado en su hocico? Esta prueba tiene la dificultad de contabilizar con qué pata toca realmente, dado que muchos perros responden de forma frenética para intentar retirar la cinta. Éste es probablemente el ejercicio que puede resultar más estresante para algunos perros, valora su temperamento y desecha esta prueba si tu perro es muy nervioso o se estresa con facilidad.
- También puedes colocar su golosina favorita debajo de un bote de plástico y ver qué pata utiliza para derribarlo y obtener su tesoro. No contabilizaremos los casos en que le da con su hocico (lo mejor es utilizar un tarro bajo para que le resulte más fácil utilizar sus patas).
- Podemos colocar una golosina debajo de una mesa baja, en la que no pueda meter la cabeza y sólo pueda alcanzarla metiendo sus patas y observar qué pata utiliza para retirar su trofeo.
- Le podemos pedir que se siente, colocarnos delante de él, presentarle nuestra mano, a igual distancia de ambas patas (a mitad de su pecho) y esperar para ver qué pata nos ofrece primero. Una variación de esta prueba es cerrar nuestra mano con una golosina en el interior y ver qué pata utiliza para persuadirnos a abrirla (para evitar que utilice su hocico pondremos nuestro puño cerrado a media altura o más próxima al suelo).
Si nuestro perro utiliza en la mayoría de los casos su pata derecha
para resolver las pruebas que le planteamos quiere decir que su
hemisferio izquierdo es el dominante. En caso de que sea su pata
izquierda será su hemisferio derecho el dominante
VALORAR LOS RESULTADOS
Después de rebuscar un poco, ya disponemos de una buena variación de pruebas que podemos realizar de forma sencilla y sin demasiadas exigencias para lograr nuestro objetivo. Seguro que siguiendo estas ideas podemos encontrar otros ejercicios similares para realizar con nuestro perro y establecer si es diestro y/o zurdo y también desarrollar ejercicios para determinar qué ojo y/u oído es el dominante.
Todos ellos son ejercicios sencillos que lo único que requieren es que seamos metódicos para no interferir con los resultados. Puede ser que nuestro perro muestre una preferencia clara por una u otra pata (diestro o zurdo) pero también podemos encontrarnos con que nuestro perro no muestra preferencia clara y utiliza indistintamente una u otra pata (no existe un hemisferio dominante).
Para que los resultados tengan valor y se ajusten a la realidad, hay que realizar un número suficiente de repeticiones, con el mismo perro y en las mismas condiciones, sin interferir en los mismos. Los científicos sugieren que el mínimo de repeticiones (observaciones) requeridas para obtener unos resultados fiables es de 50 y reducir así el margen de error, aunque si tienes paciencia, no dudes en hacerlo en más ocasiones (si bien el resultado final es posible que no varíe, tendrás mayores garantías de que es el resultado correcto).
Si nuestro perro utiliza en la mayoría de los casos su pata derecha para resolver las pruebas que le planteamos quiere decir que su hemisferio izquierdo es el dominante.
En caso de que sea su pata izquierda será su hemisferio derecho el dominante. La otra posibilidad es que nuestro perro nos ofrezca una gran variación de respuestas (más o menos la misma cantidad de veces resuelve la prueba utilizando la pata derecha y/o la izquierda), uno de estos casos de seres ambidiestros, algo que, seguramente, podemos percibir con mayor frecuencia en el caso de los cachorros, en los que parece que todavía no se han decidido.
Debemos considerar que esta dominancia puede ser distinta para otras partes del cuerpo, piernas, ojos, oídos, etcétera.
UTILIDADES
Una vez que establezcamos la preferencia de nuestro perro, deberíamos tenerlo en cuenta a la hora de realizar ciertos ejercicios o plantear el enfoque de ciertas modalidades de trabajo. ¿Qué ocurriría si ignorasen nuestra preferencia a utilizar la mano derecha para escribir y nos forzasen a utilizar la izquierda? Probablemente que nos diagnosticarían dificultades de aprendizaje, terquedad o falta de actitudes. Los objetos que flotan fluyen mejor cuando va a favor de la corriente.
¿Tal vez tendríamos que replantearnos esa imposición de trabajar siempre con el perro en el lado izquierdo?
¿O la de afrontar la ejecución de un obstáculo desde un mismo lado? ¿O na búsqueda comenzando por el lado izquierdo?
Nuestro cerebro (e incluyo, para empezar, el de todos los mamíferos) aún siendo único, presenta dos partes bien diferenciadas, hemisferio derecho e izquierdo, que controla nuestros movimientos y la interpretación de la información que percibimos separados por una cisura interhemisférica.
CURIOSIDADES ANIMALES
Vamos a mencionar algunas curiosidades que los científicos han observado en otros animales y que pudieran tener importancia en nuestros perros. Los experimentos científicos muestran resultados realmente interesantes y sorprendentes. Por ejemplo: los sapos atacan con mayor frecuencia a aquellos coespecíficos (otros sapos) que se presentan por su campo visual izquierdo (información que procesa su hemisferio derecho). Pero esto no es exclusivo de los sapos. También ocurre con las gallinas y otros animales.
Los humanos, cuando nos saludamos con el ritual habitual de cortesía, por lo menos en el entorno latino, aproximamos primero las mejillas derechas para darnos el beso. ¿Qué ocurre con nuestros perros? Es posible que ellos también se saluden de forma amistosa ofreciéndose la mejilla derecha (la información se procesa en su hemisferio izquierdo, más receptivo a los coespecíficos) y menos amistosa cuando lo hacen exponiendo su mejilla izquierda. Tendremos que seguir observando y sorprendiéndonos de ese mundo que está ahí, nos pasaba desapercibido y nunca le habíamos dado importancia.
Hace un par de años el Dr. Vallortigara realizó un experimento para determinar hacia qué lado movía la cola el perro en función de los estímulos que se le presentaban.
BIBLIOGRAFÍA
Cerebro de gallina. G. Vallortigara; Kns ediciones.
Comparative Vertebrate Lateralization, Lesley J. Rogers; Cambridge.