PULGAS
Uno de los graves problemas que la pulga puede provocar en nuestros perros es lo que se conoce como dermatitis alérgica por picadura de pulgas (DAPP).
Se trata, sin lugar a dudas, de la afección dermatológica veterinaria más frecuente en el mundo. Los últimos avances en la investigación de esta enfermedad parecen indicar que la exposición intermitente favorece la aparición de DAAP, mientras que la exposición continuada tiende menos a causar hipersensibilidad. Comienza con la picadura de la pulga. La saliva de ésta, contiene determinadas sustancias que darán lugar a que el perro se rasque, lama y muerda su piel como repuesta al intenso picor que va a sentir. Un 61 por 100 de los perros alérgicos a las pulgas desarrollan signos clínicos entre el año y los tres años de edad. Conforme el animal crece, con una exposición continuada a la pulga, la hipersensibilidad puede disminuir. La DAPP es rara en animales menores de seis meses. Los pacientes suelen presentar pápulas, costras, coloraciones rosáceas en el pelo por el lamido constante, excoriaciones y eritema en la región lumbosacra, cara interna de los muslos, parte próximal del rabo, abdomen ventral y alrededor del ombligo. Las zonas de rascado crónico se quedan sin pelo y aparecen liquenificadas e hiperpigmentadas.

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A veces, aunque parezca que no debería ser así, el diagnóstico de la DAPP no es fácil. La razón es sencilla: los animales sensibles requieren mínimas exposiciones y tienden a hiperacicalarse, lo que dificulta la identificación del parásito. Nos basaremos en la edad de aparición del como en la observación de las pulgas y sus heces, o de ambas. Os aseguro que encontrar una pulga en un perro se torna, a veces, tan complicado como encontrar una aguja en un pajar. Con frecuencia, resulta más sencillo encontrar unos puntos negros diminutos sobre el pelo y la piel. Se trata de las heces que la pulga deposita mientras se está alimentando de sangre.
Una vez establecido el diagnóstico es cuando nos tenemos que plantear cómo acabar con ellas, cosa que, en muchas ocasiones, no resulta sencillo. Ya he dicho antes que una pulga puede poner dos mil huevos a lo largo de su vida y, por tanto, es lógico pensar que la tarea de acabar con ellas será mucho más complicada cuanto más tiempo lleven en nuestra casa. No se trata sólo de matar a los parásitos adultos, sino que hay que acabar también con todos los estadios anteriores, es decir, el huevo, la larva y la pupa, y lo que es muy importante, evitar las reinfestaciones.

GARRAPATAS
Casi todos sabemos lo que es una garrapata, y estoy seguro de las que habréis visto. Podemos decir que el interés por ellas y las enfermedades que transmiten ha experimentado un auge en los últimos años.
Rhipicephalus sanguineus (RS), la garrapata común del perro, suele tener una actividad predominantemente estival, Dermacentor reticulatus (DR) es activa algunos meses antes y prefiere zonas húmedas para su desarrollo y supervivencia. En estas zonas húmedas, aparece en verano la RS, que se ha adaptado perfectamente a la supervivencia en el interior de las construcciones del hombre y que está colonizando amplios territorios del norte peninsular.
Por otro lado, se ha encontrado una tercera especie de garrapata de inmensa importancia en los parasitismos del perro llamada Rhipicephalus turinacus (RT). Esta garrapata se asocia con rumiantes, pero tiene una elevada tendencia a parasitar a los carnívoros domésticos y silvestres. Se ha encontrado en muchos perros que viven en zonas rurales o que pasan mucho tiempo fuera de zonas urbanas o en el campo.

Es muy importante que tengamos en cuenta la mayor importancia que cobran cada día enfermedades como la babesiosis, la ehrlichiosis, fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, la hepatozoonosis o la borreliosis de Lyme.