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Foto: El Mundo del Perro - Alberto Nevado.
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El movimiento en el Shih Tzu

Texto: Yolanda Berdugo (Big-Foot de Thalek)

El Shih Tzu se debe demostrar a su propia velocidad natural, ni a la carrera ni tirando de la correa hacia arriba, para evaluar su movimiento suave, fluido y sin esfuerzo, con buen alcance delantero y un impulso posterior igualmente fuerte, la espalda bien nivelada y recta, la cabeza llevada naturalmente elevada y la cola llevada grácilmente curvada sobre el dorso.
Cuando estudiamos el movimiento frontal del Shih Tzu debemos observar que las patas delanteras y las traseras son llevadas sobre una misma línea imaginaria, el cuerpo no debe presentar un desplazamiento lateral.
Las patas delanteras han de extenderse derechas desde el cuerpo, sin que exista desplazamiento de la mano hacia dentro o hacia fuera; ni mucho menos deben cruzarse y los codos deben estar pegados al pecho. Lo realiza suavemente, sin aparente dificultad.
Debe moverse en un aplomo flojo sin apenas tocar el suelo.
Foto: El Mundo del Perro - Alberto Nevado.
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Veremos la cabeza erguida naturalmente, no obligado porque le tiren hacia arriba. Esto le da a la raza ese porte altivo y distinguido que tanto llama la atención, casi arrogante, como dándose aires de importancia.

En el movimiento posterior, las piernas deben hacer una extensión fuerte y recta desde dentro hacia atrás del cuerpo y las plantas de los pies han de ser siempre visibles en dicha extensión. Debe existir perfecta perpendicularidad entre las caderas y las almohadillas.

Los pies no deben estar volando para arriba en el aire, deben permanecer cerca del suelo. Un pie que está volando hacia arriba en el aire en la parte posterior es un esfuerzo perdido, ya que el aire no proporciona nada sólido para el perro contra lo que empujar.

En el movimiento lateral se acentúa el equilibrio entre el frente y la parte posterior. Veremos a un ejemplar con un porte altivo de su cabeza, debido a su cuello, los hombros bien dispuestos en ángulo, con una espalda bien recta y la cola suavemente curvada sobre la espalda debido a su inserción. Las patas han de alcanzar la máxima extensión posible, pero sin esfuerzo.

Todo ello visto en conjunto confiere al Shih Tzu un movimiento grácil, como si “flotara en una nube”, ya que los pies apenas sí duran un momento en el suelo entre cada extensión y flexión.

Mayor o menor velocidad no es considerada como falta. La clave está en el poder y el equilibrio en su movimiento. La velocidad excesiva en el ring hace extremadamente difícil de evaluar el movimiento apropiado. Si a ello le unimos el tirar excesivamente de la correa, conseguiremos que nuestro Shih tienda a levantar los cuartos delanteros del suelo.

El carácter de nuestro Shih Tzu también influye en su movimiento, ya que un ejemplar alegre tiende a moverse mejor que uno apático, levanta más el cuello y tiene vida en el ring.

Es posible que la abundancia de pelo dificulte la observación o llegue a engañarnos, por ello debe ser evaluado el ejemplar en su conjunto, completando su estudio palpándolo.

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