Así es como está escrito en el estándar oficial de la raza. Aunque como mejor se entiende es con los numerosos adjetivos que suelen poner los dueños a sus Schnauzers, que a menudo me llaman para contarme que tal les va con el cachorro que un tiempo atrás adquirieron. Inteligentes, cariñosos, sociables, muy obedientes, poco ladradores, porque, a pesar de la falsa idea que tiene la gente, los Schnauzer Miniaturas no son ladradores. Son perros que se mantienen en silencio y ladran cuando ven algo raro o para avisar al dueño, pues no hay que olvidar que son perros de guarda, y en este caso, «avisadores».
Una frase que resume bien y que me dijeron los dueños de uno de mis perros al hacerme una visita es: «Sergio, no sé si darte la mano o darte un abrazo.
Estoy muy contento con el Schnauzer que te he cogido». Y el tema es, que no es raro que a los criadores de Schnauzer Miniatura nos digan cosas así.
Todo el que tiene un Schnauzer Miniatura queda muy contento con él, pues, es un perro que no genera problemas.
Pero… ¿de dónde viene el carácter del Schnauzer? Si bien, los padres del cachorro, van a contribuir al carácter del perro genéticamente o, para que nos entendamos, van a dar una predisposición al carácter que viene marcado por la raza, y que es lo que lo va a diferenciar del de un Bulldog, de un Cocker o de un Chihuahua, también va a haber unos puntos que no hay que olvidar y que están en la mano y buena praxis del criador. Durante los primeros meses de vida del cachorro, éste se verá influenciado por distintos factores que marcarán para bien o para mal el carácter del mismo.
Podemos diferenciar tres grandes puntos:
- La madre biológica o la adoptiva. El cachorro aprenderá de la madre que los cuida.
- El ambiente en el que se criarán. Con ruidos, sin ruidos, sin sobresaltos, competencias por la comida, más cachorros con los que jugar…
- El criador o la gente que tendrá contacto con ellos en sus dos primeros meses de vida. El contacto con la gente en sus etapas muy tempranas va a ser muy importante.
El cachorro tiene que ver como algo normal la presencia humana y si es con juegos mejor que mejor.
Son puntos importantes, que nos hacen comprender cómo otros cachorros criados en malas condiciones terminan por ser perros problemáticos, tímidos, agresivos, inseguros, asociales… Como decía un amigo, no hay Schnauzer con mal carácter, hay Schnauzer mal criado.
A modo de crítica, y más de una vez lo he comentado, el carácter del Schnauzer en exposiciones (y, por extensión, debido a la selección en la cría, poco a poco también referido al Schnauzer de casa) se ha ido «terrierizando». Me refiero con ello a que el carácter del Schnauzer, característica especial y tesoro de la raza, se está volviendo cada vez mas tipo terrier.
Como criador, no hay que olvidar que sólo el cinco por cien de los Schnauzer que se crían (e igual es un porcentaje muy optimista) va destinado a exposición. El otro 95 por cien será perro de compañía. Y para toda esta gente que adquiere esta maravillosa raza, a parte de elegirla por la estética, lo que más pesa a la hora de la elección es el carácter, buscando un perro inteligente, fácil de educar, obediente, cariñoso, protector, estable y tranquilo, que sepa estar en todo momento y sociable con otros perros. Y todo esto se está desvirtuando.
Sólo hay que acercarse a la puerta de un ring o pasearse alrededor de las jaulas para ver Schnauzer hiperactivos, ladradores, «maleducados»... Si bien alguien puede justificar que la mayoría de perros que estamos viendo son perros que viven en criaderos, y que no están educados como si vivieran en el seno de una familia. Pues bien, aun así, la esencia del Schnauzer se tendría que hacer notar. Y con lo de «esencia» me refiero a la base, a los cimientos del carácter del perro, pues esto está marcado por los genes y no por las vivencias de cachorro o de adulto, que van a marcar, eso sí, la singularidad o los matices del carácter del perro.
Hagamos que el Schnauzer siga teniendo carácter de Schnauzer.