En el rastreo, se muestran infalibles, muy capaces de seguir al león o al leopardo, salvando las tretas que éstos pudieran poner en práctica para intentar dejar atrás a los perros, como los grandes saltos que puede dar un leopardo, difuminando su rastro, o subiéndose a un árbol para despistar a las narices de sus perseguidores. Una vez localizado, lo persiguen a una velocidad muy alta, insalvable para la presa, que acaba cansada e intentando ocultarse entre la vegetación. En este punto, los Rhodesian acorralaban al felino, cortando sus intentos de escabullirse, y ladraban escandalosamente para indicar a los cazadores su situación exacta.
Otro europeo afincado en Zimbabwe, Francis Richard Barnes, criador con el afijo Eskdale, reunió ya en 1922 a un grupo de criadores y propietarios de Rhodesian Ridgeback para crear el estándar que señalaría a partir de entonces la dirección que debía tomar la raza morfológicamente. Dos años después fue reconocido el Rhodesian Ridgeback Club por parte del South African Kennel Union, y unos meses después, ya en 1925, se inscribieron los primeros ejemplares de manera oficial en los libros de orígenes.
Rhodesian Ridgeback
Es un perro leal y excelente como perro de familia y vigilancia. Es perro de un solo amo, pero sabe bien quién es su familia y la gente en la que puede confiar,...
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