No debemos olvidar que esta raza ha desempeñado diversas tareas en condiciones muy adversas, lo que ha contribuido a que se fuera conformando un coraje y una capacidad de trabajo fuera de lo común. Hoy es utilizado en multitud de países como perro de salvamento en las aguas más peligrosas. Su amor por el ser humano y su desenvolvimiento en el líquido elemento le han posicionado como un perro ideal para el salvamento marítimo o fluvial.
Apenas necesita adiestramiento para llevar a cabo esta función de la manera más eficaz y son muchos los cuerpos de salvamento y los grupos especializados en entrenar al Terranova para esta loable labor.
En casa, se suma a la familia como un miembro más y aprende de una manera muy receptiva. Su inteligencia le permite aprender de manera rápida y sencilla las normas de la vida en común, aceptando con naturalidad el mando del ser humano. Como ocurre en cualquier raza de la que hablemos, el cachorro necesita una guía para aprender esto que mencionamos. Una correcta relación con sus hermanos de camada, con su madre y, posteriormente, con el criador y con la familia que lo adquiera, conseguirán que el cachorro sea un animal despierto, ávido de tener nuevas experiencias, muy sociable con los que le rodean y con otros animales.
En esos primeros meses, buscará el juego con todos lo que le rodean, lo que se convierte en la mejor manera de comenzar con una educación básica que asimilará de manera receptiva.
La soledad es lo peor que puede sufrir un Terranova. Disfruta compartiendo momentos con los suyos, por lo que no debemos elegirlo para cuidar de una finca o de una propiedad en la que no vayamos a estar de manera asidua.