Foto Julius-K9®
Al comprar un arnés para tu cachorro por primera vez, conviene pensar en el lugar donde quieres utilizarlo. Si buscas un arnés para paseos por la ciudad, un arnés pectoral (como el arnés IDC®Power) es la mejor opción. Puedes ponérselo a tu perro con un solo movimiento en un día ajetreado, es fácil de abrochar con la hebilla, y su diseño te da un buen control en el jaleo de la ciudad. El llamativo sillín y la robusta asa ayudan en situaciones inesperadas del tráfico urbano. Sin embargo, para paseos y caminatas más largos, un arnés en «Y» (por ejemplo, IDC®Longwalk) es una mejor opción, aunque este es un poco más difícil de colocar.
Los veterinarios recomiendan no sacar al cachorro hasta que no se haya completado el programa de vacunación, por lo que vale la pena tomarse un tiempo para que se acostumbre al arnés durante esta fase. Si queremos ser más precavidos con el cachorro, es mejor no acostumbrarlo al arnés y al entorno exterior al mismo tiempo. Es posible que al principio se lo consigas poner y que no le importe. Pero también puede que titubee y no quiera meter la cabeza o introducirse en el arnés, o incluso intente morderlo.
Cuando pongas el arnés a tu cachorro por primera vez, prepárate con muchas golosinas. Siéntate en el suelo con él y atráelo para que se meta en el arnés seduciéndolo con un mordisco. En el proceso, elógiale mucho para que se sienta orgulloso de lo bueno que es. Si se muestra indeciso, no le obligues a ponerse el arnés, tómate un descanso y vuelve a intentarlo más tarde. Tal vez puedas pedirle a un familiar o amigo que ya conozca tu perro para que te ayude a sujetarlo mientras le pones el arnés, y recompénsalo con golosinas adicionales. Un cachorro puede incluso ser sensible al sonido del cierre de la hebilla. Por eso necesitarás estimularlo y darle golosinas de recompensa.

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Nunca ajustes el arnés completamente en un cachorro, sino después de quitárselo reajusta la longitud del arnés y vuelve a ponérselo, incluso después de un descanso.
Una vez que hayas conseguido ponerle el arnés, ¡asóciale muchas experiencias agradables a su uso! Juega con él, dale golosinas de recompensa, aunque también es una buena idea mantenerlo en el arnés cuando reciba el desayuno o la cena. Si es lo suficientemente grande como para salir a la calle, lo más probable es que el paseo por sí solo sea una experiencia lo suficientemente positiva como para que se encariñe con el arnés. Si cuando se recuesta frota el arnés contra algo, distráelo con un juguete, juega a la pelota o perseguiros mutuamente. Para estar seguro, comprueba que el arnés no esté apretado, quizá por eso intente quitárselo.
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Morder el arnés es un problema común entre los cachorros, por lo que la distracción es la mejor táctica. Si el arnés o la hebilla se estropean por la masticación, deja de usarlos.
Los perros cachorros alcanzan su altura final aproximada a los 8 o 10 meses de edad, y luego más bien tienden a fortalecerse. Los perros muy grandes alcanzan su tamaño definitivo alrededor de los 3 años. Si tienes un perro en crecimiento, comprueba regularmente los ajustes del arnés y adáptalos si es necesario. Y si alguno de los parámetros de tu mascota pasa al siguiente rango de talla, ¡es hora de conseguir un arnés más grande!
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