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MOQUILLO

Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro.
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Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro.

El moquillo es una enfermedad vírica muy peligrosa especialmente para los cachorros. Se vacuna rutinariamente de esta enfermedad, pero se han dado casos de afección aun en ejemplares adultos vacunados. A pesar de ser muy conocida y estar muy estudiada, no existe una tratamiento efectivo una vez ha sido contraída por el perro.

CAUSA
El moquillo canino está provocado por un paramixovirus con múltiples cepas potencialmente infecciosas. Su capacidad de propagación es extraordinaria, además de poseer una desarrollada capacidad de permanencia en el ambiente. Ello permite que sea una de las enfermedades víricas más contagiosas durante períodos de tiempo prolongados. Además, está muy extendida por todo el mundo.

Existen multitud de cepas del virus del moquillo potencialmente productoras de la enfermedad; por eso puede manifestarse de múltiples formas: como una enfermedad subclínica (sin síntomas), de modo que nos pase inadvertida si el perro posee un potencial inmunitario en perfectas condiciones, o causando la muerte súbita del animal en caso de que su sistema inmunitario no reaccione adecuadamente.

PERÍODO DE INCUBACIÓN
La forma más habitual de contraer la enfermedad es inhalando el virus que se encuentra en una partícula flotando en el ambiente. Una vez dentro del organismo canino se extiende por el sistema linfático. El período medio de incubación de la enfermedad varía entre una y dos semanas, aunque se conoce la posibilidad de que tarde hasta veintiún días en manifestarse.
SÍNTOMAS
Uno de los primeros síntomas fáciles de detectar es el aumento de la temperatura corporal; a su vez, aparecen trastornos gastrointestinales y respiratorios conjuntamente, si bien pueden darse por separado. El perro suele perder el apetito y el ánimo. Asimismo, se dan cuadros de conjuntivitis y rinitis, combinados o no con vómitos.

Si el sistema inmunitario del animal reacciona convenientemente, a partir de este momento apenas se apreciarán más síntomas de enfermedad; en cambio, el virus puede extenderse con mucha virulencia y provocar tos aguda, gran cantidad de secreciones oculares y nasales, depresión intensa, mucha pérdida de peso y deshidratación, junto con una gastroenteritis severa, en ocasiones hemorrágica. Si la enfermedad continúa su evolución, aparecen trastornos nerviosos, causados por una encefalitis aguda, como movimientos musculares involuntarios, rigidez muscular, incoordinación de los miembros, etcétera.

Otros síntomas paralelos, aunque no siempre se dan, son un manto opaco, con heridas abiertas en el abdomen o la hiperqueratosis (agrandamiento y endurecimiento) de las almohadillas plantares.

Tratamiento
La ciencia veterinaria no conoce un tratamiento totalmente eficaz contra el moquillo, si a esto se añade el hecho de que no todos los ejemplares reaccionan igual ante una infección de este virus, los tratamientos para erradicarla son muy diferentes. Normalmente se opta por administrar un tratamiento sintomático y de resistencia, con miras a aumentar el poder inmunológico del perro, además de administrar antibióticos de amplio espectro para prevenir posibles infecciones oportunistas.

Si en la evolución de la enfermedad se desarrollan trastornos nerviosos, la muerte del perro es casi segura; en caso de que éste superara dicha fase, es muy probable que en el futuro sufriera secuelas nerviosas.
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