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Nuestras Razas > GALGO ESPAÑOL

Foto: Skaiste Dickute.
Foto: Skaiste Dickute.
Los orígenes de nuestro Galgo están muy diluidos, más a medida que retrocedemos en el tiempo e intentamos encontrar el punto a partir del cual comenzó a construirse esta raza.
Entre los que han investigado el tema, cobra especial importancia la teoría que afirma que fueron los Celtas los que, en su expansión migratoria, extendieron a los lebreles desde las orillas del mar Caspio por toda Europa, pasando después a la zona árabe de la mano de los beduinos —y de ahí a la India e incluso a China— y cruzando el Mediterráneo para extenderse por África, en las culturas berebere y tuareg. El lebrel se fue adaptando a cada suelo y clima cuando el Imperio Romano lo fue adoptando y llevando hasta cada rincón conquistado.
Foto: Skaiste Dickute.
Foto: Skaiste Dickute.
Foto: El Mundo del Perro - Alberto Nevado.
Foto: El Mundo del Perro - Alberto Nevado.
Devoto acompañante en las desventuras de Don Quijote, ha sido y sigue siendo un perro unido a la tradición rural ibérica. El Galgo Español, perro eminentemente cazador, sin igual en la persecución de la liebre, inconfundible morfológicamente, tímido en el trato, aunque irrefrenable en el campo, cuenta con miles de incondicionales que viven la caza a la carrera de manera pasional. Pero este encantador y espigado atleta ha sabido adaptarse a la vida moderna y también pisa fuerte las moquetas de las exposiciones de belleza canina y acompaña a multitud de familias que han descubierto todo lo que este dócil y fiel animal les puede ofrecer.
El lebrel es un tipo canino primitivo, con unas raíces que se pierden muchos siglos atrás, contando con una trayectoria junto al hombre de las más extensas de la especie canina.
Y en nuestro país contamos con uno de los lebreles más representativos de esta gran familia, con razas asentadas en muchas regiones del planeta, como el Reino Unido, Italia, Polonia, Hungría, Grecia, Rusia, pasando por el norte de África, Sudán, Malí, Zanzíbar, Afganistán y llegando a encontrar variedades de lebreles en países como la India, Tíbet, China, Australia, Estados Unidos y, como decimos, en España.
Foto: Skaiste Dickute.
Foto: Skaiste Dickute.

Texto: Skaiste Dickute.

Lamentablemente, esta raza de perros, orgullo de las tierras españolas y antiguo acompañante de nobles, se ha convertido en la mayor pesadilla para rescatistas y animalistas de toda España. Son criados ilícitamente en una especie de “zulos” en todo el sur de España y también en el centro del país, lo cual supone una superpoblación de galgos. Sus continuos descartes por parte de los cazadores, dejándolos morir en cualquier carretera se han convertido en dolor de cabeza para las numerosas protectoras.

 European Winner ‘16 «Girls Just Want to Have Fun, Channel».  Prop.: Montserrat Diez Covarrubias. Foto: Beltrán Hortigüela.
European Winner ‘16 «Girls Just Want to Have Fun, Channel». Prop.: Montserrat Diez Covarrubias. Foto: Beltrán Hortigüela.

Texto: Antonio López Espada.

Gracias a estas características físicas, el Galgo Español se ha convertido en uno de los perros más efectivos para la caza a la carrera. Su cuerpo ha ido disfrutando de un perfeccionamiento paulatino en el que los órganos y articulaciones que entran en acción durante la carrera se han adaptado al máximo para ir sumando velocidad y capacidad de reacción ante los movimientos que realiza su preciada presa, la liebre, mientras la persigue. El galope del galgo Español es el resultado de una combinación de saltos y zancadas. El perro, en su máxima extensión, dibujará una rasante casi paralela y cercana al suelo, pisándolo lo mínimo imprescindible, pero consiguiendo un gran impulso de él y llegando a recorrer distancias superiores a los cinco metros en las zancadas más largas.

CH. «Costalero de Monte Podrido». Prop.: Roswitha Grosse.
CH. «Costalero de Monte Podrido». Prop.: Roswitha Grosse.

Texto y fotos: Ivan Bernal Granados - Galgos de Monte Podrido www.galgosdemontepodrido.es

No creo conocer a ningún corredor de fondo al que tanto debemos agradecer, acompañante de reyes y plebeyos durante siglos.
El galgo español es una de las denominadas “Razas Puras” ya que no se ha forjado mediante el cruce de otras razas si no que ha sido seleccionado durante cientos de años en base a su habilidad para atrapar a la liebre.
A mí me gusta definirlo como “El perro del pueblo” y no es tan sólo por conseguir la rabona que dio consistencia al puchero de nuestros antepasados en tiempos de hambre, también porque que este perro huesudo y de mirada triste está representado en la historia de nuestra país en numerosas pinturas, obras literarias como El Quijote o incluso en refranes comunes. Es difícil encontrar una sola persona que no haya escuchado en alguna ocasión de su vida “al galgo viejo échale liebre y no conejo”, “de casta le viene al galgo tener el rabo largo”…
 European Winner ‘16 «Girls Just Want to Have Fun, Channel».  Prop.: Montserrat Diez Covarrubias. Foto: Beltrán Hortigüela.
European Winner ‘16 «Girls Just Want to Have Fun, Channel». Prop.: Montserrat Diez Covarrubias. Foto: Beltrán Hortigüela.

Texto: Antonio López Espada.

Nuestro Galgo es de un tamaño menor que otros lebreles como el Escocés, el Irlandés, el Borzoy o el Galgo Afgano, ya que la pieza que persigue el lebrel español es la pequeña liebre. Esto requiere que el perro no cuente con una alzada mayor que los 60-70 centímetros que se eleva a la cruz el Galgo Español.
La velocidad que puede llegar a alcanzar nuestro Galgo se ha llegado a medir en más de 60 kilómetros por hora. Realmente existen muchas cifras que sitúan la capacidad en carrera del Galgo Español por encima y por debajo de los 60 kilómetros a la hora, pero habría que examinar las circunstancias en las que se mide cada una de ellas. En un trayecto de unos 300 metros en una superficie plana y en un recorrido recto, la velocidad alcanzada por un Galgo Español alcanzó los 62 kilómetros por hora en el velocímetro. Sin embargo, la velocidad es sólo un aspecto de los muchos que convierten a nuestro Galgo en un perro letal en carrera. También debemos considerar la capacidad de impulso en el arranque, la eficacia en los giros, la técnica de frenado y aceleración, pero sobre todo, la enorme resistencia, factor que les diferencia de otros lebreles, quizá más rápidos y explosivos, pero que se vienen abajo mucho antes que nuestro representante.
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