Forma parte de la conducta de los cánidos machos, a partir de cierta edad, levantar las extremidades traseras en el acto de orinar. Este comportamiento instintivo, evidentemente, no precisa aprendizaje, pero sí maduración biológica, y está condicionado por los niveles de una hormona: la testosterona. El desarrollo de la testosterona marca el comienzo de la pubertad y es un indicador del comienzo del cambio a nivel psicológico.
Es una afirmación bastante usual, aunque mal interpretada, de la conducta de nuestros canes. Los perros no pueden saber qué es el bien o el mal porque su cerebro y su tipo de inteligencia les impide reflexionar. Por esto los animales dan respuestas condicionadas emocionales de alegría o de miedo en función de los gestos, voces y acciones que aprenden de su dueño.
La castración es a veces una medida recurrente y habitual para la solución de los problemas prematuros derivados de la dominancia, como los combates, la micción por marcaje, las fugas o la territorialidad, y en ocasiones para aquellos problemas que no ha sido posible resolver por métodos educativos.
Descrita hace muchos años por el psiquiatra Antoine Porot en el libro Psiquiatría animal, se trata de una enfermedad que origina un cuadro de conductas de terror, confusión extrema y desorden radical del comportamiento, provocando crisis compulsivas y ladridos defensivos que conllevan agresión. En ocasiones un ruido, sonido o un estímulo condicionado es lo que destapa la crisis. Entre los sonidos destacan los producidos por las tormentas, los petardos o los fuegos artificiales. Otras causas podemos encontrarlas en colocación del collar, en la acción de salir a la calle, en una simple caricia y, a veces, simplemente con una mirada.
El estrés es la respuesta psicofisiológica natural de un organismo cuando se siente amenazado, inquieto, frustrado o atemorizado pero también surge en situaciones de tensión, activación y altos niveles de concentración.
| Foto: Macarena Ruiz Pérez. |
Hay muchos tipos de inteligencia y por eso hay muchas formas de aprender. Desde los animales más simples como un gusano hasta el complejo ser humano, la capacidad de aprender está mediatizada por el tipo de inteligencia que cada especie puede desarrollar.
Cuando a un perro no le gusta algo que le hacemos o decimos, su respuesta suele ser apartarse de nosotros, o se nos enfrenta con un ladrido, gruñido o un mordisco.
Este comportamiento es habitual en cachorros de corta edad, entre los tres y los seis meses de edad, aunque en ocasiones es un comportamiento que puede verse condicionado en edades más avanzadas.
|
La timidez es la reacción de inseguridad o miedo que algunos humanos y animales desarrollan ante un estímulo nuevo. La timidez es un factor en muchos casos genético, que procede de la especie salvaje, el lobo, y que tiene un factor de transmisión genética dominante. La timidez es una característica psíquica muy útil para la supervivencia, ya que impide el acercamiento hacia lo desconocido.
| Foto: Luis Grajales Ayala. |
Resulta más sencillo integrar en la vida de un perro a un bebé o un gato que otro perro, ya que entre especies diferentes no se producen tantas rivalidades que las que se pueden ocasionar entre ejemplares de la misma especie. Si el perro es adulto y recibe un cachorro, dejaremos que el líder o veterano le marque cuáles son sus “derechos y deberes”. Normalmente, tras algunas leves “discusiones”, el orden se mantendrá de forma natural hasta que el cachorro se haga mayor e intente rivalizar con el veterano, aunque a veces esto no ocurre.
El bozal es un instrumento cuyo único fin es impedir que el perro pueda utilizar su boca, pero no esperemos que el perro entienda que se le coloca el bozal por haber cometido una mala acción. Viene a ser otra forma humanizada de entender el castigo y, sobre todo, muy utilizado por algunos propietarios que se los ponen a sus perros como consecuencia de una mala acción.
| Foto: Alberto Nevado - El Mundo del Perro. |
Esto es causa de una desviación del fuerte instinto de caza que tienen algunos perros. El instinto de caza les lleva de forma natural a perseguir aquello que se mueve y su respuesta automática consiste en atraparlo, con el consiguiente problema derivado. En los perros que habitualmente no cazan se produce una desviación de la conducta cazadora y las presas son los objetos que se mueven como balones, personas corriendo, bicicletas, patinetes…
Fisiológicamente un perro empieza a ser considerado anciano a partir de los ocho años aproximadamente. Se estima que un 75% de los perros empiezan a sufrir este síndrome a partir de dicha edad y se caracteriza fisiológicamente por el deterioro oxidativo producido por los llamados radicales libres.
|