Tenemos que remontarnos hasta el siglo IV de nuestra era para empezar a hablar sobre los antepasados de nuestro Alano. En aquella época, cuando Hispania era una provincia Romana, diferentes pueblos procedentes del Cáucaso y de Centroeuropa irrumpen en la Península Ibérica. Se trataba de los suevos, vándalos y alanos, pueblos bárbaros que incluían en sus ejércitos temibles perros que también les asistían en el manejo del ganado.
Gonzalo de Berceo, en el año 1247 ya hizo una breve referencia a estos perros al escribir «abrieron grandes bocas como unos alanos».