El antepasado del Bull Terrier moderno surgió del cruce de un Bulldog y un Black and Tan Terrier de gran tamaño y pelo corto. En su desarrollo, influye en gran medida la prohibición de los espectáculos crueles con animales que se impuso en Inglaterra en 1835. Para los aficionados a este tipo de "entretenimientos", la actividad más popular era la lucha de Bulldogs contra otros animales, pero se vieron forzados a cambiar sus preferencias dado que era demasiado llamativa como para disfrutar de ella en la clandestinidad.
Así, recurrieron a las luchas entre Bulldogs, pero resultaron ser demasiado lentos y torpes, lo que desmerecía el espectáculo. Los criadores pensaron que si cruzaban a los Bulldogs con terriers conseguirían un perro mucho más apto para las peleas, y así fue. Esta mezcla produjo un perro que poseía las características que los criadores buscaban: era fuerte y tan resistente al dolor como el Bulldog, y tan valiente y ágil como los terriers. Su popularidad entre los amantes de estas prácticas ilegales creció como la espuma, especialmente en las ciudades de Londres y Birmingham.